INTRODUCCIÓN
En el presente ensayo problematizaremos el concepto del Buen Vivir
desde la perspectiva del análisis del poder de Michel Foucault. Hemos elegido esta mirada porque, como vamos
a profundizar más adelante, el Buen Vivir cabe dentro de la categoría de los saberes sometidos estudiada por
Foucault. Quien al referirse a estos
saberes, recuerda que son descalificados por no ser conceptuales, y por lo
tanto, insuficientemente elaborados. Los
mismos que al acoplarse junto a los contenidos del conocimiento histórico-meticuloso
y erudito, bajo la categoría genealogía,
juegan efectivamente el rol dador de fuerza esencial para la crítica. Justamente sobre aquella crítica genealógica
queremos estructurar nuestra ruta de estudio sobre el Buen Vivir. Así, el
primer hito corresponde al análisis del poder,
en primer lugar y ante todo, en términos de combate, enfrentamiento o guerra, como continuación, incluso actual
de la política. (Foucault, 2000) Nuestro
segundo hito analiza la categoría historia,
comprendida por Foucault como un arma de guerra, que desde la mirada crítica
construye nuevos discursos en “contra
de los efectos del poder, propios de un discurso considerado como
científicamente organizado, dentro de una sociedad como la nuestra…” (p. 22). La genealogía sería entonces nuestro tercer
hito, la misma que con respecto a la intencionalidad de jerarquía de saberes
como poder propio de la ciencia, es una especie de empresa para romper el
sometimiento de los saberes históricos y liberarlos, es decir, hacerlos capaces
de oposición y de lucha contra la coerción de un discurso teórico unitario,
formal y científico (Foucault, 2000). Cabe recalcar que de este último punto de
nuestro análisis se desprenderán algunas ramificaciones, debido a que la genealogía
-y su fuerza crítica está dinámicamente conformada por: el saber histórico sometido
del pueblo, y el saber histórico de la erudición y de la rigurosidad académica.
El primer hito de nuestro caminar analiza la categoría poder, la cual va más allá de las
definiciones jurídicas y marxistas, que pululan tras este concepto en la
mayoría de tratados sobre el tema. Pues
para la primera, el poder es considerado como un derecho que uno posee como
bien y que, por consiguiente, puede transferir o enajenar, de una manera total
o parcial, mediante un acto jurídico o un acto fundador de derecho. Es decir, el poder jurídico es concreto, todo
individuo lo posee y que, al parecer cede, total o parcialmente. Por
otro lado, desde el marco teórico marxista todo lo anterior no existe, pues su
análisis se reduce a una perspectiva que podríamos llamar, funcionalidad
económica del poder. De esta manera el
poder consistirá, en esencia, en mantener relaciones de producción y, a la vez,
prorrogar una dominación de clase que el desarrollo y las fuerzas productivas
hicieron posible. En este caso, el poder
político encontraría su razón histórica de ser en la economía. Siguiendo a Foucault cuestionamos estos
marcos conceptuales y los consideramos insuficientes, por eso planteamos varias
incógnitas, entre ellas: ¿el poder puede ser poseído, intercambiado permutado
en todos los casos? Así como: ¿el poder está siempre en una posición secundaria
con respecto a la economía?, ¿su finalidad, y en cierto modo, su funcionalidad
son siempre la economía? (Foucault, 2000). En otras palabras, para nuestro autor y para
nosotros, las concepciones jurídicas y marxistas no satisfacen por completo
estas interrogantes.
Aunque
debemos reconocer que disponemos de muy poca cosa para hacer un análisis no
económico del poder, aún así, presentamos algunos enunciados mínimos para este
estudio. Partimos de la siguiente afirmación,
el poder solo existe en acto, es decir, no se da, ni se intercambia, ni se
retoma, sino que simplemente se lo ejerce. Además sostenemos que el poder no se
encuentra determinado absolutamente por las relaciones económicas, sino que aunque
se ve influido por ellas, mantiene su condición de ser una fuerza en sí mismo (Foucault, 2000). De esta forma podemos decir que el poder no
lo tiene alguien en particular, ni puede ser mantenido, ni retenido, sino que
fluye y atraviesa transversalmente todo accionar. En la clase del 7 de enero de 1976 agrupada
junto otras, en el libro “Defender La Sociedad”, vemos como nuestro autor,
luego de desestimar el valor de la afirmación sostenida por Hegel, Freud y
Reich; “el poder es lo que reprime” (Foucault, 2000, p. 28), muestra que ese discurso
después de todo no inventa nada, pues no dice nada que nos permita analizar
esta categoría a profundidad. Llegamos
entonces a concluir que lo valioso es el análisis de estos mecanismos de
represión. Es decir, aquello que debemos
investigar es la forma por la cual, el poder después de todo, se manifiesta como
guerra o violencia: “el poder es la guerra proseguida por otros
medios” (Foucault, 2000,P.
29). Entonces ¿cuáles son esos medios?
En nuestro segundo hito recordamos que Foucault resalta que
el logro de la crítica es la reaparición de los contenidos históricos, pues solo el recuerdo anemnético en el que
convergen saberes locales y saberes rigurosos, permite recuperar el clivaje de
los enfrentamientos y de las luchas que los ordenamientos funcionales o las
organizaciones sistemáticas tienen por meta, justamente enmascarar y
desaparecerlos de la historia (p. 21). Es
ahí en donde se inserta precisamente el Buen Vivir, pues es un proceso en
construcción y reconstrucción que encierra procesos histórico-sociales de
pueblos marginados históricamente (Acosta, 2012). En otras palabras, es una propuesta de
reivindicación histórica desde la periferia, donde los pueblos que lucharon en
el tiempo y en el espacio violento de la colonización y del neoliberalismo, mantuvieron
el recuerdo subversivo de su realidad sagrada y armoniosa, por más que fueron y
son menospreciados y descalificados por los diferentes dispositivos del poder.
Así hallamos la tesis de nuestro segundo hito, y el aporte
más importante de la ruta de la crítica: la posibilidad de transformación de la
realidad por medio del recuerdo histórico; es decir, el reconocimiento del
saber histórico de las luchas empleado como un arma de guerra. Si recordamos con atención, nos percatamos
que esta posición concuerda con algunos razonamientos hechos por las postulaciones centrales de la Teoría Crítica, o
sobre la Pedagogía Freiriana. La crítica,
en palabras de Freire, en la medida en que ofrece la posibilidad de reflexión
sobre el propio poder de reflexión del pueblo, y aumenta el poder del diálogo,
posibilita la transitividad (Paulo Freire, 2010), es decir, el accionar que
permite transitar desde la realidad que está siendo, hacia otras realidades de
liberación y de mayor democracia. He ahí el aporte a los debates
constitucionales, por parte del saber ancestral periférico, de la pluralidad de
nacionalidades en Ecuador y en Bolivia.
Para Michell Foucault la genealogía
debe librar su combate, sin duda, contra los efectos del poder propios de un
discurso considerado como científico, el cual, al estar alineado a la fuerza
política, excluye aquellos discursos
que emergieron fuera de su riguroso control. Tomemos en cuenta que el papel del
poder político es reinscribirse perpetuamente en las relaciones de fuerza, por
medio de una especie de guerra silenciosa, y reinscribirla en las
instituciones, en los discursos, en las desigualdades económicas, en el
lenguaje, hasta en los cuerpos de unos y de otros (Foucault, 2010). Por esta razón, nuestro tercer hito, la genealogía, tiene por función analizar
la formación efectiva del discurso,
en este caso histórico, pues intenta captarlo en su poder de afirmación, es
decir, en el poder de constituir dominios de objetos, a propósito de los cuales
se podría afirmar o negar proposiciones verdaderas o falsas, en otras palabras
científicas o no, válidas o no, etc. El análisis del discurso así entendido en la genealogía, no revela la universalidad
de un sentido, sino todo lo contrario, pues saca a relucir el juego de la
rareza impuesta en un poder fundamental de afirmación (Foucault, 2010).
Los orígenes rara vez son hermosos, pues los pensamientos no se remontan
a un sujeto fundador, sino que obedecen a acontecimientos del azar, de ahí el
principio de singularidad de la historia del pensamiento (Veyne, 2009). Como todos los conceptos son evoluciones en
palabras de Nietzsche, Foucault, su seguidor, se propone evitar en lo posible
los universales antropológicos, interrogándolos desde su constitución
histórica, y rastrea en los archivos de la humanidad hasta encontrar los
complicados y humildes orígenes de nuestras convicciones elevadas; todo esto
bajo el nombre de genealogía (Veyne,
2009). Partiendo de la premisa anterior:
los conceptos son evoluciones; proceden entonces del mismo caos humano, y que
por lo tanto no derivan de un solo origen o mente malévola, sino que se forman
por epigénesis, es decir, por adiciones y modificaciones realizadas a lo largo
de la historia. En otras palabras, como
la casualidad histórica carece de un motor primero, a ejemplo de la economía,
entonces todo actúa sobre todo y todo reacciona sobre todo (Veyne, 2009),
principio de relacionalidad (Acosta, pag. 66), pero así mismo, genera
discontinuidad, es decir, la imposibilidad de aprender una realidad, que no
siempre es la misma, con la misma mirada, o modo de objetivación. Así las cosas, Foucault tiene en común con
Wittgenstein, el hecho de creer solo en las singularidades, y en el estar
persuadido de que algo en nosotros piensa más allá, en nuestro lugar, de lo que
nosotros mismo pensamos. El discurso
para el uno, y el lenguaje para el
otro, son los condicionamientos propios de una cultura o contexto, que mediante
la genealogía son hurgados, para permitirnos reconocer que no existe en el
poder de la palabra un inmenso discurso
definitivo y total, sino solo la posibilidad de hallar diferentes discursos,
elaborados y válidos en puntos específicos del mapa.
El modelo genealógico foucaultiano rastrea en su análisis los saberes
sometidos, para una vez liberados del sometimiento, restituirlos en un proyecto
de conjunto. Para lo cual es imperativo un paso previo; la noción de
arqueología (Foucault, 2000), nombre con el que incluso se le ha denominado a
la primera etapa de las obras de Foucault, que corresponde al análisis propio de
las discursividades locales que posteriormente se relacionarán dinámicamente
con los saberes eruditos. Con todo ello, es de importancia resaltar que esta
noción intenta mostrar un recorrido de la historia y del conocimiento que no es
ni lineal, ni progresivo, sino un análisis documentado de las condiciones de
posibilidad de aparición de diversos saberes llenos de quiebres y de puntos de
ruptura. Lo que pretende la arqueología
es romper con las formas de continuidad que evitan la aparición de nuevos
discursos no hegemónicos, ni uniformizados.
Encontramos en el proceso genealógico y arqueológico relación con la
filosofía de la liberación latinoamericana y con la filosofía andina, para las
cuales el accionar de los oprimidos es el momento epistemológico primero, en
tanto que la conceptualización académica, es el momento segundo, que sólo tiene
sentido crítico con el aporte previo. Además, estas expresiones
epistemológicas del sur, reconocen la singularidad del conocimiento –incluso
histórico-, y por lo tanto se auto designan contextuales; así mismo ven que
éste no es un constante camino recto y ascendente, sino que está inundado de la
presencia de quiebres y rupturas, propiciadas por relaciones de poder
desiguales y violentas. De esta manera,
y aunque ya lo hemos dicho, el segundo momento epistemológico de la genealogía
corresponde al aporte de los saberes eruditos, académicos si se quiere, que se
asientan junto a los históricos registros de las luchas, como esencia de la
crítica.
Ahora bien, como también ya lo mencionamos, en nuestro estudio el Buen Vivir
es abordado como un concepto crítico en construcción que cabe en la categoría
de los saberes sometidos. Desde esta
perspectiva buscamos acoplar, de acuerdo al modelo genealógico, por un lado
esos saberes locales, singulares, y que en cierto modo se dejaron en suspenso,
y por otro, a los contenidos del conocimiento histórico meticuloso, y erudito
(Foucault, 2010). La articulación genealógica juega efectivamente un
papel preponderante, porque a ella se le atribuye la fuerza epistemológica
esencial que hoy tiene la crítica, en la cual se inserta el Buen Vivir, desde
las epistemologías desde el Sur.
En lo referente al Buen Vivir, el primer momento epistemológico de la
genealogía; es decir, el rescate histórico de los saberes sometidos que han
resistido a los procesos de exclusión y de descalificación de una forma
subrepticia y subversiva; corresponde al legado histórico de los pueblos
andinos y amazónicos, que aparecen anclados en sus prácticas cotidianas, en su
sabiduría práctica, etc. (Alimonda en Acosta, 2012) .Estos saberes no solo
están ubicados en un primer momento epistemológico por coherencia con el método
de la genealogía de Foucault, sino también por coherencia jerárquica-original y
orden cronológico, pues todas las expresiones y elucubraciones teóricas
actuales sobre el Buen Vivir, se inspiran en “una forma ancestral de ser y de estar en el mundo, propia de los
pueblos indígenas pre-colombinos…” (Hidalgo-Capitán,
2012, p. 18). Concretamente, recopilamos para esta sección
los siguientes saberes sometidos, que desde nuestra perspectiva transparentan
sintéticamente la inspiración ancestral del Sumak Kawsay: a) Filosofía andina
b) lógica de los pueblos kichwas, c) ética y gnoseología kichwas, d) prácticas de
relacionamiento económico entre los pueblos kichwas.
El segundo momento
epistemológico de la genealogía del Buen Vivir; es decir, los contenidos
históricos del saber meticuloso y erudito; se apega en nuestra elaboración de
forma rigurosa al proceso cronológico de la construcción de este concepto. Queremos decir que iniciamos nuestro análisis
desde
…principios del siglo XXI cuando algunos intelectuales
kichwas y aymaras (Torrez, 2001; Yampara, 2001; Medina, 2001; Viteri, 2002)
comenzaron a utilizar las expresiones Sumak Kawsay y Suma Qamaña como un
concepto alternativo al de desarrollo… (Hidalgo-Capitán, 2012, P. 18).
A este punto lo hemos
denominado como el Buen Vivir antes de la Constitución. Luego proseguimos presentando los debates
constituyentes y constitucionales de la República del Ecuador, los mismos que
se vieron influidos por el aporte boliviano, y de otros. Lo valioso de este último acápite dentro de
la metodología de la genealogía, radica en que se convierte un nexo entre los
saberes eruditos sin teorizar y los posteriores debates críticos ya teorizados,
en los que se incluyen los aportes ancestrales como inspiración y se prosigue
con la teorización de los saberes académicos, desde una postura crítica de
conjunto.
1.- LOS SABERES SOMETIDOS: INSPIRACIÓN DEL BUEN VIVIR.
En el siguiente apartado diferenciamos las categorías: andina y kichwa, a pesar de su inmensa
cercanía. Recordemos que en nuestro país
no todos los pueblos kichwas están
ubicados en los Andes, también lo están en la Amazonía, a pesar de ello, estos
pueblos registran una fuerte influencia andina en el pasado y en el presente,
lo que quiere decir, que si ocupamos una categoría u otra, probablemente no estemos siendo infieles al
pensar de ninguno de estos pueblos. En
el pasado la influencia andina en la Amazonía se vio marcada por la expansión
del Imperio Inca antes de la colonia, lo cual preformó la vivencia de estas comunidades. En segundo lugar estamos hablando de los
constantes movimientos migratorios hacia la Amazonía, ubicados históricamente
desde 1890 hasta nuestros días, debido a la extracción del caucho, la tala de
árboles, la explotación minera, petrolera, etc.
Vale recordar que en muchas de estas diligencias los colonos de algunos
sectores de la Amazonía fueron indígenas kichwas
de los Andes ecuatorianos, utilizados como instrumentos para el combate, y
demás labores propias de estas actividades extractivistas (Cabodevilla, 2010). Todo ello nos permite comprender la inmensa
cercanía entre las cosmovisiones y pensamientos de estas nacionalidades
hermanas.
En torno a la construcción del Buen Vivir dentro de nuestro país, es
necesario recordar que se inspira en los saberes y prácticas ancestrales de los
pueblos kichwa amazónicos y kichwas andinos, de ahí el empleo de una
palabra kichwa para designarlo como: Sumakawsay. Entonces, cuando nos refiramos a los saberes
amazónicos o andinos, la cosmovisión kichwa
estará implícita, pero cuando hagamos referencia exclusiva a lo andino quedarán
excluidos, como es obvio, los saberes amazónicos, probablemente porque carezcamos
de bibliografía suficiente para sostener este adjetivo, y más no porque
las realidades sean muy diferentes. Debemos
decir también que la construcción del Buen Vivir en nuestro país se ha visto
históricamente, y se sigue viendo hasta hoy, afectada intrínsecamente por la
construcción de este paradigma desde las experiencias similares de los otros
pueblos andinos, principalmente de Perú
de Bolivia.
Con esta especificación no queremos desconocer el aporte para la
consecución de este paradigma planetario de parte de otras nacionalidades de
Abya Yala o de los otros pueblos ancestrales de nuestro país, como los Waorani,
Ahuá, Shuar, etc., sino que, como dijimos arriba, buscamos ser fieles a la
bibliografía obtenida para esta investigación, la misma que a nuestro parecer ya
es bastante amplia y actualizada, y en la que no hemos encontrado argumentos
que fundamenten explícitamente la relación entre el Buen Vivir y las otras nacionalidades
ancestrales no kichwas de nuestro
Ecuador.
Por otro lado, debemos resaltar que el uso de la categoría andino o
andina, no hace diferencia alguna en nuestro trabajo, entre los conocimientos
de los pueblos del Ecuador, Perú y Bolivia, que no solo se parecen mucho, sino
que históricamente se han aportado tanto, que es imposible alguna separación,
incluso aunque sus idiomas sean relativamente diferentes: Kichwa, Quechua,
Aymara.
a)
Filosofía Andina:
Hablar de Filosofía Andina es una contradicción para el discurso hegemónico eurocéntrico, así
como es una tautología la expresión Filosofía Occidental, pues la rigurosidad
de los saberes eruditos considera que la única Filosofía posible es
precisamente la de corte europeo o la que pasó por su circuncisión. A su parecer, la Filosofía nació en Grecia,
Europa-Occidente, por lo cual las reglas y los presupuestos metodológicos y
conceptuales de ésta, se corresponden con su paradigma civilizatorio, o
simplemente no existen. Como nos damos
cuenta, es a simple vista, un ejercicio del poder, mediante el cual, se procura
controlar y disciplinar los saberes, ajustándolos al discurso oficial, o caso contrario, desacreditándolos a través de
eufemismos que buscan disimular esta realidad: etno-filosofías, pensamientos
contextuales, cosmovisiones, etc. Es en
el fondo una continuación académica
de la guerra y de la violencia hacia los pueblos y los saberes ancestrales,
nacidos en las periferias del poder y de su control.
Ahora bien, consideramos importante sostener la categoría Filosofía más
allá de las disquisiciones que pueda causar, pues nuestra intención es
continuar con un proceso de reivindicación de los saberes sometidos iniciado
hace algunas décadas en nuestro continente.
Podemos decir con seguridad, que a pesar de que el término Filosofía no estaba presente en la
memoria colectiva de los Andes, existe mayor coherencia etimológica e incluso
epistemológica, al emplearlo junto al adjetivo Andina, que al asociarlo a la
tradición Occidental.
Fundamentos etimológicos y
genealógicos:
Cuando recordamos que la palabra Filosofía viene de dos raíces griegas,
que significan tanto: Amor a la Sabiduría, como Sabiduría del Amor, reafirmamos
que existe mayor coherencia al nombrar a los Yachaqs (sabios o ancianos del
mundo andino), que en los sophoi
occidentales, al designarlos como agentes del filosofar. El centro de la Filosofía occidental es la
razón, para cuya categoría existen innumerables expresiones de acuerdo al
tiempo y al espacio, entre ellas: logos,
ratio, intellectus, nous, verstand, etc., cada una de éstas, empleada con
usos diferentes, pero alejados cada vez más, con el paso del tiempo, del amor y
de la sabiduría.
Además encontramos mayor cercanía entre los sabios andinos y los
primeros sabios jónicos; Tales, Anaxímedes y Anaximandro, para quienes el
asombro, como motivo del inicio de su filosofar está en su relación con la
naturaleza (Oviedo, 2011). En el mundo
andino, el yachaq o yachayniyoq, que significa el sabio,
anciano y experimentado, no es quien posee el conocimiento por él mismo, sino
es, en quien se ha depositado la sabiduría o sophia colectiva acumulada por el ayllu o comunidad, en la que están los seres humanos, los seres
divinos, la naturaleza, el cosmos, etc. (Esterman, 1998). Es éste otro punto de encuentro con los
origines de la Filosofía, es decir, con la elaboración de los pre-socráticos,
quienes no poseían sabiduría por el solo esfuerzo intelectual, sino por el
hecho de relacionarse con su entorno: tierra, aire, agua, fuego, entre otros (Oviedo,
2011). Por otro lado, debemos decir que
estos elementos son también parte del filosofar andino expresado simbólicamente
dentro de la Chakana, en cuyo centro
está la vida representada por los principios masculino y femenino, en el Sol y
en la Luna, y en cada uno de sus lados están deificados: el agua, el aire, la
tierra y el fuego (Poyecto Chakana, 2011). Cabe recalcar que la relacionalidad entre el runa/warmi y la naturaleza
no se restringe únicamente al razonar anterior, pues más bien, es
extremadamente amplia en la experiencia andina, y es abordada por nosotros de
forma sintética, más adelante.
Cuando recordamos, por otro lado, que la Filosofía no nace en el centro
del poder, pues el pensamiento pre-socrático se origina “en la actual Turquía o en el Sur de Italia y no en Grecia” (Dussel,
1977, p. 13), entendemos que la inteligencia filosófica nunca es tan verídica,
límpida, y precisa, como cuando parte de la periferia, de la opresión y no
tiene ningún privilegio que defender, porque no tiene ninguno. (Dussel, 1977). Pero además reconocemos que el saber
ancestral, andino, e incluso amazónico, como fundamentos del Sumakawsay, tienen
bien merecido el título de Filosofía.
Origen del Filosofar:
Para Savater, el origen del filosofar se encuentra en la duda y en la
capacidad de asombro del ser humano (Savater, 2008). Precisamente ese ser humano en su capacidad
de asombro se ha apoyado en diferentes mitos fundantes a lo largo de la
historia de la filosofía para iniciar su travesía, en la que ha buscado
despejar infructuosamente sus dudas, pues en cada paso que ha dado, se ha visto
envuelto en otras nuevas que complejizan cada vez más su pretensión. Por otro lado, de acuerdo al estilo del mito
fundante se desprenden las categorías del pensamiento con las cuales el sujeto,
o los sujetos del filosofar, se vinculan con la realidad. Siendo así, debemos decir que tanto el mito,
como las categorías sobre las cuales se asienta el filosofar, no son
auto-filosofables, es decir, no pueden ser pensadas por sí mismas.
Con todo lo anterior nos percatamos de la coherencia que existe en el
filosofar occidental cuando incansablemente niega la existencia del mithos en la base de su pensar. Precisamente ese es su mito, el creer
ciegamente en el destierro absoluto del mithos
por parte del logos, o razón
occidental. Además debemos decir que las categorías del
filosofar del sujeto occidental, que se derivan de esa pretensión de razón
absoluta, son conocidas como lógicas, las mismas que en coherencia con su mito
fundante, buscan ser universales en su relación con los objetos del mundo
exterior.
Por otra parte, debemos reconocer que la Filosofía Andina también parte
del asombro y del mito, pero no cuenta con un sujeto individual que se
distancia gnoseológicamente de los objetos presentes en la naturaleza. Para el runa
y la warmi asombrarse no es muy
difícil, les basta caminar en torno a la sencillez de su ayllu para sentir la majestuosidad de pacha, entendida ésta como “espacio de la vida”, pues este término
puede tener infinitas acepciones y connotaciones como: “planeta”, “cosmos”,
“bajo”, “de poca altura”, etc. (Estermann, 1998). Precisamente su mito es la relacionalidad al
estilo de la correspondencia, reciprocidad y complementariedad que experimenta
el ayllu como un gran conjunto de
sujetos.
Fuentes y Sujetos del
filosofar:
Otro requisito según el pensar occidental para adquirir la denominación
de Filosofía es la existencia de sujetos filosóficos, es decir, “ si existían en la época personas dedicadas
únicamente a la Filosofía, según el parecer de Estermann (1998). Si recurrimos a la historia para cumplir con
este requisito, podemos decir que en la época del imperio Inca existían los hamawt’a o sabios e instruidos
(Estermann, 1998). Así también podemos
nombrar a los Yachaqs, que son los
taitas, o sabios que hasta el día de hoy están presentes significativamente en
el mundo andino. A pesar de esto,
queremos decir que estas respuestas no son suficientes, pues conocedores del
complejo tejido que forma el espíritu de la relacionalidad de la cultura
andina, lo más justo es decir que el Ayllu es el sujeto comunitario del
filosofar. Pues esto da respuestas
serias en torno a las interrogantes planteadas a cerca de la ausencia de un
autor específico en las fuentes escritas u orales recogidas.
La situación se torna cada vez más compleja en torno a la Filosofía
Andina, sobre todo si nuestro afán es encasillarla y uniformizarla
violentamente de acuerdo a la estructura occidental, pues su espíritu dinámico
se resiste de forma místico-subversiva complejizando aún más la situación. Ya que, aunque esta Filosofía no carezca
completamente de fuentes escritas; recordemos la existencia de khipus (cuerdas de diferentes tamaños
con múltiples nudos), tokapus
(ideogramas simétricamente ordenados), y queros
(vasos de madera o arcilla decorados con incisiones y pinturas) (Estermann,
1998); “el runa no es logo-céntrico ni
menos grafo-céntrico, pues su forma predilecta más bien es el rito, el orden
visible, la sensitividad, el baile, el arte, el culto.”, etc., (Estermann,
1998, p. 67) lo cual nos imposibilita
decir que su pensar está resumido o sintetizado en los grafos anteriormente
mencionados. Por otro lado, una fuente
importante del pensar andino es la tradición oral, de ahí la importancia
concedida dentro del Ayllu al sentido
del oído.
“Las fuentes para la filosofía andina son (como para cada filosofía
auténtica) pre-filosóficas, o mejor dicho: extra-filosóficas” (Estermann,
1998; p. 67). No se trata, como en la
tradición occidental, de una filosofía de segundo o de tercer orden. Queremos decir con ello, que nuestra
filosofía, no es la reflexión escrita, de la reflexión a cerca de una
hermenéutica hecha sobre los conceptos captados por sujetos específicos. En
nuestro caso, es la hermenéutica del corazonar sobre la experiencia concreta
del pueblo andino (Guerrero, 2010), “vivida
dentro de ciertos parámetros espacio-temporales” (Estermann, 1998, p.
67). Metódico y hermenéuticamente, la
filosofía como reflexión sistemática siempre llega tarde y supone una
preconcepción, que en este caso es la hermenéutica implícita en la
interpretación consciente que runa y warmi hacen del mundo. Sobre esta base se asienta la Filosofía
Andina, pues es la interpretación sistemática de aquella experiencia hecha vida
por el runa y la warmi, al relacionarse con el cosmos que les rodea (Estemann,
1998). La reflexión histórica del
filosofar a lo largo del tiempo se convierte en una historia de la filosofía, o
en términos occidentales, una interpretación de tercer orden y una reflexión de
segundo orden. Debemos decir que lo
anterior tiene sus ventajas y sus desventajas.
Primero, es vista de forma positiva por nosotros porque se convierte en
una auto crítica, es decir, en una observación hacia dentro, permitiéndole
reconocer sus limitaciones y absurdas pretensiones de validez universal. Segundo, es vista negativamente, porque esta
concepción de filosofía puede volverse narcisista, como de hecho ha sucedido,
al encerrarse en sí misma, pues mira al resto del mundo como simples objetos
que adornan el paisaje circundante a su cómoda torre de marfil.
b)
Lógica andina:
Como dijimos anteriormente, entendemos por lógica a la estructura que
sostiene un filosofar, que no puede pensarse a sí misma, sino que por lo
contrario, para ser pensada, necesita ser observada desde otro punto de vista.
Creemos que la observación diatópica, es decir, el mutuo pensar entre
dos tradiciones diferentes, es un camino que evidentemente permite una crítica
que aporta al crecimiento y liberación de los saberes. Precisamente la genealogía es una observación
diatópica, pues es la mirada mutua de los saberes sometidos y de los saberes
eruditos, y en este acápite también, pues convergen en un solo término la
tradición occidental y la tradición ancestral: Lógica y andina respectivamente.
Ahora bien, debemos decir que los principios que presentamos a
continuación no son presentados desde una estructura lineal y progresiva, en la
que nada tienen que ver unos con otros, sino desde una mirada cíclica que
alimenta a cada uno de los conceptos desde la concreción de la relacionalidad.
Relacionalidad:
La relacionalidad es el principio del filosofar en su doble
sentido. No solamente es una de las
categorías de la lógica andina, sino que es la principal de ellas. Además es el principio, en el sentido de ser
el inicio del experimentar andino, en otras palabras es su arjé, pues da origen a las demás categorías de su pensar
relacionadas circularmente entre sí y con la realidad a la que albergan. Ahora bien, esta dimensión afirma que todo
está de alguna manera relacionado con todo, y que esta relación es por llamarlo
de alguna manera: un círculo vicioso del
que no se puede salir, pues no solo es el tiempo el cíclico, sino también es
el espacio, con lo cual queremos decir que la relación es tan fuerte entre los
sujetos, que aquella situación que creímos superada volverá a vincularse tarde
o temprano con nosotros, como runa/warmi
o como ayllu, de ahí la importancia
de vivir siempre en armonía con todo.
La relacionalidad es comprendida por la Filosofía Occidental como una simple
característica o accidente que poseen los objetos, y que por lo tanto, en algún
momento éstos pueden carecer de ella, mientras siguen siendo por sí mismos. Por otro lado, la relacionalidad es la
esencia del mundo andino, dentro del cual los entes solo son si se encuentran
en relación, caso contrario dejan de ser.
Este principio, al igual que los demás andinos, no es una abstracción
que requiere en lo posterior ser concretada, pues las relaciones lógicas y gnoseológicas del
filosofar de los pueblos originarios son derivaciones de la concreta
convivencia cósmica.
Correspondencia:
De la relacionalidad del todo se desprende una serie de principios
secundarios. Son llamados secundarios
justamente por salir del primero, mas no porque sean considerados menos
importantes, por otro lado debemos decir
que la clasificación excluyente no existe en la lógica andina, ya que todos se
relacionan entre sí y como veremos más adelante, se corresponden en equidad.
Ahora bien, la correspondencia también parte de lo concreto, en este
caso, de la constatación y de la necesidad de armonía en las relaciones del
cosmos. Siendo así, decimos que este
principio nos muestra en forma general que los distintos aspectos de la
realidad se corresponden de una manera armoniosa. Así, no estamos hablando de
correspondencia en el sentido occidental, es decir, de aquella tradición
gnoseológica que cree que la realidad al relacionarse con el sujeto cognoscente
debe adecuarse a su mirar, o caso contrario, este último debe tomar
paulatinamente la forma de la realidad cognoscible. Tampoco estamos hablando de la
correspondencia como causalidad física, es decir, toda causa tiene un efecto
inmediato con el que se corresponde.
Desde la Filosofía Andina, el principio de correspondencia incluye nexos
relacionales de tipo cualitativo, simbólico, celebrativo, ritual y
afectivo. Es decir, “la naturaleza de la correspondencia, en el
fondo, es simbólica, y no causal o inferencial.” (Estermann, 1998, p.
125) Por lo cual el acercarnos a ella no
puede ser desde el alejamiento gnoseológico sino desde la vinculación ritual y
simbólica, desde la cual el ser humano es capaz de co-crear la realidad.
Por otro lado, debemos mencionar que el principio de correspondencia es
de validez universal. Ahora bien, ya
desde lo concreto, funciona contrariamente a la ideología occidental, pues el
futuro real del Vivir Bien para el pueblo andino está atrás, y se refleja en
algunas expresiones espacio-temporales como: qhipi que se usa para denominar al futuro, y significa
literalmente, espalda o atrás. Para la
gente andina, el pasado es conocido y por lo tanto está manifiesto ante
nuestros ojos, el futuro al contrario es desconocido y por lo tanto está oculto
a nuestros ojos, y se ubica en nuestra espalda (Estermann, 2013). Ambos son
igual de importantes, pues su relación es
de correspondencia, de ahí que el pueblo andino busca que su vivencia
actual sea como en el pasado, es decir
armoniosa, pues solo así se procuran que el futuro correspondiente
también lo sea.
Finalmente, el valioso aporte de este principio es que reconoce que
todos los seres son importantes, porque están relacionados y porque todos
aportan algo único para armonizar y equilibrar el cosmos, pues una sola parte
solo produce descompensaciones. Si es
valioso lo macro es porque lo micro permite esta observación, así como, si es
valioso el frío es porque solo el calor permite esta distinción. Así todos formamos una dualidad complementaria.
Complementariedad:
Este principio es la especificación de los principios de correspondencia
y de relacionalidad. Nuevamente vemos
que para el runa andino, el individuo
autónomo y separado en el fondo es vano e incompleto. Recién en conjunto o complemento la entidad
particular se totaliza. Para la
Filosofía Andina la contraparte de un ente no es su contrapuesto sino su
complemento correspondiente e imprescindible (Estermann, 1998). La relación
complementaria de lo masculino y de lo femenino se ve representada también en
el centro de la Chakana, que
significa la vida, pues para que ella sea posible es indispensable que estos
dos opuestos se complementen y que no se excluyan.
El tercero excluido es un razonamiento como consecuencia de la lógica
occidental, para la cual de la relación de A y B surge un tercero C, el cual es
excluido de A y B al no aceptarlo como diferente, es decir, como C; sino
obligarlo a igualarse o bien a A o a B, pero jamás seguir siendo diferente, es
decir, C. Como contraparte
complementaria a este razonamiento, la sabiduría andina encuentra en el Tercero
incluido una salida más real y holística.
Pues de esa relación de A y B, surge un tercero C, el cual no tiene por
qué desarraigarse de su identidad tratando de ser como A o como B, sino que
reconoce que en él habitan los espíritus de los dos, y que de esa
complementación surge su armonía y su diferencia. (Oviedo, 2011)
El principio de complementariedad no se aplica solo a los individuos,
sino a nivel de pueblos y naciones también, como por ejemplo, en el ámbito de
la alimentación, si ésta sería aislada sería desproporcionada y desarmonizaría
la vida, en tanto la Uniguilla o
intercambio de productos permite la fortaleza de los habitantes de los Andes,
que dan sus productos de la Sierra a los habitantes de la Costa, mientras
reciben de ellos su producción como contraparte complementaria. (Acosta, 2012)
Reciprocidad:
Siguiendo el hilo cíclico conductor de esta ruta andina, encontramos que
el principio de correspondencia se expresa a nivel concreto y ético como
reciprocidad, o ranti ranti. A cada acto le corresponde una contribución
complementaria, que reconozca desde la mística del co-razonar la alteridad: Si
yo necesito ayuda el otro también, y si él me ayudó yo también. Por lo tanto, no estamos hablando de una
obligación moralista, sino de una iniciativa ética. No se restringe este principio a las
relaciones humanas, sino que se amplía con el cosmos completo, de ahí su expresión ética cósmica. El cosmos nos
da sus energías y su vida, y es nuestra obligación mantenerla y devolverle a
él, como contraparte de la vida. El ranti ranti antes de denominarse como
práctica económica (Estermann, 1998), que también lo es, es en esencia una
categoría cósmica, pues no obedece a la lógica del capital sino a la de la
vida: el runa cuando bebe o come
ritualmente, da de beber y de comer también a la Pachamama dadora de la
producción y de la multiplicidad de la vida.
c)
Ética y gnoseología de los
pueblos kichwas y aymaras:
Los saberes kichwas y aymaras se fundamentan principalmente en
los argumentos de autoridad (ancianos), de antigüedad (tradiciones), de
frecuencia (costumbres) y de coherencia (orden natural) (Estermann, 1998). De ahí que sus mandatos éticos, ancestralmente
practicados, pueden no haber estado escritos, pero han estado plasmados
vivencialmente en la cultura de la vida cotidiana de los pueblos
originarios.
Por otro lado, debemos destacar que estas sociedades no juegan al filo
de la navaja ética para conseguir sus metas y objetivos. Son Sociedad del Estar
y no del Ser, lo cual nos garantiza que no buscan ser profesionales, ser
alguien en la vida, ni ser importantes o populares, buscan estar en armonía con
el cosmos, porque ellas ya son, y no
necesitan aparentar ni querer ser otra cosa, y por lo tanto, no tienen mayores
motivos para pasar por encima de los otros, más bien todo lo contrario, buscan
la armonía con su entorno para estar bien o Vivir Bien. (Oviedo, 2011)
Ahora bien, hemos agrupado en el mismo apartado a la ética y a la
gnoseología no por arbitrariedad, sino porque convergen en un punto
central. Para la gnoseología europea
existen tres elementos del conocimiento: el sujeto, el objeto y el conocimiento
o idea captada. Lo cual nos quiere
decir, que para que el sujeto
cognoscente aprehenda al objeto en
una idea llamada también concepto, el sujeto debe alejarse de la realidad. En tanto, para la gnoseología de los pueblos originarios, en primer lugar no existe
la categoría objeto, pues todos los elementos del conocimiento, incluso el
conocimiento mismo, son sujetos dinámicos y capaces de conocer. De ahí que la relación entre sujetos, es en
primer lugar un imperativo ético, ya que no se trata al otro como un problema
conceptual, sino como un igual con el que somos capaces de empatizar.
También hablamos de ética
porque, más allá de las diferencias entre algunas nacionalidades, todos los
pueblos, contemplan en su cosmovisión, aspectos comunes de su ética del Buen
Vivir:
Vivir bien, es la vida en
plenitud. Saber vivir en armonía y equilibrio; en armonía con los ciclos de la
Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda
forma de existencia en permanente respeto. (Huanaquni, 2010, p. 46)
Y ese justamente es el camino de la comunidad, implica primero saber
vivir y luego convivir: No se puede vivir bien si los demás viven mal, o
si se daña a la Madre Naturaleza. Como
nos damos cuenta ésta es una concreción ética del principio de la relacionalidad.
Ahora bien, como ejemplo concreto desde los saberes sometidos que
sobrevivieron entre nuestros pueblos originarios, vamos a enlistar las trece
nociones éticas para Vivir en plenitud o Vivir Bien, de acuerdo a una
recopilación del pueblo aymara:
1. Suma Manq’aña Saber Comer
2. Suma Umaña Saber beber
3. Suma Thokoña Saber danzar
4. Suma Ikiña Saber dormir
5. Suma Irnakaña Saber trabajar
6. Suma lupiña Saber meditar
7. Suma Amuyanña Saber pensar
8. Suma Munaña Munayasiña Saber amar y ser amado
9. Suma Ist’aña Saber hablar
10. Suma Aruskipaña Saber hablar.
11. Suma Samkasiña Saber Soñar
12. Suma Sarnaqaña Saber caminar
13. Suma Churaña, suma Katukaña Saber dar y saber recibir. (Huanaquni,
2010, p. 46)
Por otro lado y para finalizar con este apartado mencionamos los tres
principios éticos del saber de los pueblos kichwas:
Ama Qhilla, Ama Llulla, Ama Suwa (no seas flojo, no seas
mentiroso, ni seas ladrón), los cuales, desde su concreción son normas que se
invocan al momento de las ejecuciones de castigos indígenas en algunas
comunidades del Ecuador. Además están
establecidos como principios morales en el artículo 8 de la Constitución
Política del Estado Plurinacional de Bolivia.
d)
Prácticas de relacionamiento
económico entre los pueblos kichwas:
A pesar del violento
disciplinamiento de los cuerpos y de los discursos por más de 500 años, y a
través de innumerables dispositivos que el poder hegemónico empleó para someter
a los pueblos y a sus saberes, éstos han resistido subversivamente, y mantienen
hasta hoy “muchas formas de prácticas de
reciprocidad, de solidaridad, de correspondencia en el saber andino y
amazónico…” (Acosta, 2012, p. 187). Las
mismas que detallamos a continuación, apoyándonos en el minucioso trabajo de
Alberto Acosta, quien “Sin pretender
agotar el tema y sin tratar de insinuar que estas formas productivas deben ser
impuestas en la economía, menos aún de la noche a la mañana…” (Acosta,
2012, p. 187), presenta algunas formas de relacionamiento económico propias de nuestras
comunidades indígenas.
Cabe recalcar que las que siguen no son las únicas prácticas que
persisten, sino que existen otras más como la yapa, la pampamesa, etc. (Acosta,
2012), cuya constante es, que mantienen formas de relacionamiento recíproco,
comunitario y de corresponsabilidad con el otro, por lo cual esta lista
únicamente es un acercamiento que busca evidenciar parte de la infinita
sabiduría ancestral de nuestros pueblos indígenas.
Minka (minga):
Es una institución de ayuda
recíproca en el ámbito comunitario, que se destina a aquellos trabajos
considerados de bien común para el Ayllu. Se realiza para satisfacer las
necesidades e intereses colectivos de la comunidad, como: en la apertura o
mantenimiento de un canal de riego, o de un camino, o en la construcción de las
estructuras de uso común. Es un
mecanismo de trabajo colectivo, que gracias a su ancestralidad, ha permitido
superar y enfrentar el olvido y la exclusión del sistema colonial y republicano. La minka
es un potente ritual cultural y ceremonial de convocatoria y de cohesión para
las comunidades, pero también es un espacio de intercambio de normas
socioculturales, que a la vez, es una práctica económica que potencia la
producción, estimula el trabajo y fomenta el ahorro (Acosta, 2012).
Ranti-ranti (intercambio):
A pesar de que el ranti-ranti es principalmente un
principio o dimensión ética de la lógica del saber ancestral andino y
amazónico, se concretiza en algunas prácticas que llevan el mismo nombre. Entre estas prácticas encontramos el cambio
de manos en el trabajo en el campo, en donde la fuerza de trabajo que se ofrece
a otra persona, se devuelve en un tiempo determinado por las necesidades del
calendario agrícola. Cabe destacar que
se diferencia del trueque presente en la práctica de algunas comunidades
mestizas, porque éste es puntual y único, en tanto que el ranti-ranti al tener la lógica ancestral, permanece en el tiempo,
en el accionar y en el espacio relacionado con la ética comunitaria (Acosta, 2012).
Hemos encontrado la
presencia del ranti-ranti en las
prácticas relacionadas con la economía de algunos pueblos no ancestrales, pero
sí con fuerte influencia de la sabiduría indígena, del calendario agrícola, de
cercanía con el campo, como por ejemplo en algunas comunidades del cantón
Pangua, para cuyos habitantes existe una práctica llamada “rogar”, en la que se
solicita a los comuneros que colaboren con la recolección y construcción de
unas pequeñas cabañitas de caña y cade, usadas para el acopio de materiales y para
la micro-industria en la producción de panela y de aguardiente. Notemos que Pangua, a pesar de ubicarse en la
provincia de Cotopaxi, y tener influencia de comunidades indígenas que visitan
este cantón, se encuentra mucho más cerca de la provincia de Los Ríos, por lo
cual sus habitantes también se sienten influidos e identificados con
expresiones y prácticas de las culturas montubias. Recolectan principalmente el cade, que es una hoja colocada en el
techo de las cabañas para mantener el frescor y evitar el agua lluvia dentro de
la cabaña. Debido a la inclemencia del
clima, y a la poca durabilidad de este material, se realiza en el año dos o
tres refacciones en cada cabaña, para lo cual se pide ayuda a toda la
comunidad, con el compromiso de colaborar en la misma práctica cuando lo
solicite otro comunero. (Entrevistas en material magnético, hechas al pueblo
pangüense en el mes de septiembre de 2013)
Makimañachina:
Es un acuerdo entre
individuos para realizar un trabajo particular de cualquier índole, en el que
no interviene la remuneración salarial.
Equivale a una ayuda que la familia o los amigos ofrecen a quien la
requiere para la continuación de las actividades, la misma que compromete al
que la recibió, a participar de ella cuando otro la requiera (Acosta, 2012).
Maquipurarina:
Significa conjugar las
manos para hacer un trabajo que beneficie a varios, uniéndose entre los mismos
o iguales. En este compromiso se puede
ayudar en cualquier trabajo que no involucre necesariamente a toda la
comunidad, como es el caso de la minga (Acosta,
2012).
Uyanza:
Es una institución de ayuda social y reconocimiento a las familias que
dieron su fuerza laboral en préstamo. El
que recibió este préstamo tiene la obligación de agradecer por medio de una
donación como una parte de la cosecha u otro regalo (Acosta, 2012).
Chukchina, chalana o challina:
Se entiende por recoger los sobrantes de las cosechas, es un derecho de
todas las personas que fueron parte del proceso productivo. Los huérfanos, viudas u otros que no posean
el producto también pueden acceder a la chukchina,
además a ellos se les asigna otra pequeña porción de los productos agrícolas,
como una forma de solidaridad frente a su situación. Cabe recalcar que esta práctica es posible
cuando existen grandes extensiones de tierra y de cultivos, por lo que hoy se complica
en cierta medida este accionar, debido a que la mayoría de las comunidades vive
en minifundios (Acosta, 2012).
Uniguilla:
Es una actividad destinada al intercambio para complementar lo
alimentario. Permite mejorar la dieta
alimenticia con productos de otras zonas.
Las personas que viven en zonas lejanas, intercambian sus alimentos,
pues les es más fácil acercarse al productor de los otros recursos, que acceder
a las ciudades a comprarlos. Se trata de
un proceso de intercambio, complementación y abastecimiento de las despensas
para las temporadas en las cuales se presente la escasez (Acosta, 2012). Aquí
evidenciamos el valor relativo que tiene el dinero para los habitantes de estos
lejanos poblados, quienes manifiestan que el dinero no se come, pero los
productos sí (Estermann, 1998).
Waki:
Otorgación de tierras cultivables al partir, se puede hacer esto con
otra comunidad o con otra familia que trabaja el terreno. Esto significa la repartición de los
productos cultivados entre ambas familias o comunidades, o de los animales
criados y cuidados por ellas (Acosta, 2012).
Makikuna:
Es un apoyo que involucra a toda la comunidad, familia ampliada, amigos,
vecinos. Una especie de apoyo en el
momento en el que una familia más lo requiere, y se solicita en circunstancias
que obedecen a situaciones imprevistas y a emergencias (Acosta, 2012).
2.- LOS SABERES LIBERADOS: UNA HERMENÉUTICA DEL BUEN VIVIR.
El BUEN VIVIR antes y después
de las constitución
La imperiosa necesidad de cambiar de modelo económico y
social basado en la idea de progreso ha hecho emerger un sinnúmero de
propuestas de un cambio estructural en la sociedad, ente ellas está el Buen Vivir o Sumak Kawsay. La humanidad ha
entrado en un proceso de crítica, nacida del cansancio de las ideas de
desarrollo y progreso, tal crítica aparece ya en las décadas finales del siglo
XX. El objetivo de casi todas las naciones del
mundo era alcanzar el desarrollo entendido como progreso, para ello era
necesario una cultura extractivita y acumulación que no hizo más que ampliar
las brechas de desigualdad y pobreza; al final de tantos esfuerzos, solo unas
pocas naciones habían alcanzado dicho desarrollo, dando paso a la clasificación
del llamado Primer Mundo y Tercer Mundo. El progreso no solo que había dejado a
su paso brechas inalcanzables entre países “desarrollados” y “subdesarrollados” o “en vías de
desarrollo”, sino que además dejó grandes secuelas en el ambiente; nunca antes
el planeta había estado expuesto a tantas emisiones de CO2. Entonces el desarrollo
no solo que forzaba las relaciones sociales sino también la armonía con la
naturaleza. (Acosta & Gudynas, 2011)
Frente a este fenómeno mundial nace la propuesta del Buen Vivir que resulta una alternativa
revolucionaria paradigmática para un cambio civilizatorio de gran novedad que
se gesta en Ecuador y se ve consolidada en la Constitución de 2008, sin embargo
dicha alternativa ha rebasado además las fronteras del Ecuador y de la misma
Carta Magna, es de conocimiento que
también la Constitución de Bolivia hace referencia al Buen Vivir, así como otros saberes y
prácticas no escritas y que permanecerán en el sometimiento.
Sin embargo el Buen Vivir es un concepto en construcción. Es
una idea que emerge desde el mundo andino e incluso amazónico, pero recoge los
valiosos aportes elaborados en otros rincones del mundo. De esta manera, ofrece
un anclaje histórico en el mundo indígena, pero también en principios que han
sido defendidos por otras corrientes occidentales críticas que permanecieron
subordinadas durante mucho tiempo. La construcción de del Buen Vivir entonces, tiene dos grandes
fuentes en primer lugar está la cosmovisión de los pueblos indígenas y la
crítica occidental como el accionar intelectual de muchos académicos; la lucha
de las feministas por romper con el modelo patriarcal de sociedad, alternativas
éticas de reconocer los derechos de la Naturaleza y las nuevas
conceptualizaciones de la justicia y el bienestar humano (Acosta & Gudynas, 2011). Lucha que
responde a viejos problemas como remontar la pobreza o conquistar la igualdad,
junto a otros nuevos, como la pérdida de biodiversidad o el cambio climático
global.
El Buen Vivir antes de la
Constitución de Montecristi
Los debates del término Sumak Kawsay o Buen Vivir hasta
finales del siglo XX no habían aún emergido; no existen escritos de la práctica
social del Buen Vivir o del uso de tal término, así como tampoco formó parte de
los discursos indígenas o indigenistas (Hidalgo-Capitán, 2012) o los discursos
académicos, sin embargo se pueden encontrar estudios y narrativas que sin hacer
uso del término como tal, sí dan cuenta de la importante necesidad de cambiar
el modo de vida basado en el capitalismo e incorporar nuevos saberes basados
muchos de ellos sometidos, para un nuevo modelo de sociedad. Están por ejemplo
visiones ecologistas, la lucha de los movimientos indígena, campesino y
afrodescendiente; la reflexión del socialismo y comunismo ecuatorianos, la
conquista de la pastoral indígena y la teología de la liberación, entre otros.
Ya para inicios del siglo XXI los términos de sumak kawsay y
suma qamaña se presentan como un discurso alternativo a la idea de progreso, es
a inicios de 2000 que empiezan a utilizarse estos conceptos en los discursos
políticos para dar su salto a las constituyentes y finalmente pasara a ser
postulados constitucionales de Ecuador y Bolivia respectivamente. Hidalgo-Capitán
(2012) nos menciona que desde la concepción indígena e indigenista todos los
seres tanto animados como los seres inanimados, considerados así para la
concepción occidental, como las montañas, el agua, las rocas el aire, etc.,
para el mundo andino formarían parte de una entidad superior a la que en el
caso de la tradición de las comunidades ancestrales le llamarán Pachamama, esta
visión dice Hidalgo-Capitán, se torna en una visión de carácter religiosa (Hidalgo-Capitán, 2012) .
Cortez
(2009) nos explica por ejemplo que la visión de Vladimir Serrano quien sin
saber lo que pasaría en un futuro en el Ecuador hace su estudio, adelantándose
a los tiempos. Serrano ya en 1992 en su obra “El desarrollo económico y social desde una perspectiva humanista y
ecológica”, presenta una tesis que sin llegar a ser desarrollada, muestra
claras pretensiones de separarse de la ideas convencionales del concepto de
desarrollo sostenible basado aún en la tecnología y conocimiento occidental
únicamente, Serrano orienta su propuesta desde tres principios, a saber,
conciencia ecológica, ciencia holística y tecnología intermedia, sin llegar a
usar el concepto saber intercultural, expresa que es necesario un
reconocimiento de los saberes de los pueblos indígenas americanos, “en este marco, el autor ve que el acervo
tecnológico de las culturas andinas como un campo de saber que en diálogo con
saberes occidentales críticos podrían emprender la elaboración de un campo de
conocimientos alternativos” (p. 6).
Serrano (1999) hace una sentencia casi premonitoria, quien
afirma que la verdadera revolución, consistirá en hacer una mirada
retrospectiva, en la que se tengan en cuenta las raíces ancestrales, en donde
la ciencia y la tecnología jueguen un papel fundamental, con el fin de lograr
cambios cualitativos. Si
bien Serrano no utiliza la palabra
Buen Vivir, alega que la riqueza del país no se halla tanto en los
recursos naturales vistos como fuente de consumo, sino en la biodiversidad y la
gran riqueza ecológica vistas como tal.
El diálogo entre el marxismo y socialismo ecuatorianos, con
la resistencia indígena, dice Cortez (2009), aportan también a la construcción
del Buen Vivir y de manera más concreta al
Buen Vivir constitucional, pues de dicho diálogo nace la idea del
carácter de un estado “plurinacional” e “intercultural”. Son varias las
coyunturas las que Cortez anota en las que converge el movimiento indígena con
la izquierda política. Agustín Cueva
(2008) expresa que Mariátegui, esbozó una propuesta en la que sintetiza la
vocación totalizadora del marxismo en la que articula los distintos campos del
quehacer del mismo, como son la vida económica de los pueblos, la producción
literaria, la discusión de la realidad regional
y la materia étnica, etc., con el fin de crear una malla alternativa a
la dependencia que la sociedad latinoamericana tiene con respecto al
capitalismo. Con lo cual vemos que el aporte de Mariátegui en su propuesta de
nacionalizar el marxismo, quiso reincorporar a la cultura nacional las raíces y
la identidad de los grupos éticos históricamente excluidos y oprimidos por el
andamiaje colonizador (Cortez, 2009) .
Así mismo (Cortez, 2009)
citando a Cueva dice que hacia finales de los años ochenta, dice que se
registrara una extensa relación entre el marxismo con los movientes indígenas;
el proyecto político de la CONAIE de crear un estado plural, propuesta que
claramente denotaba una contraposición a la marginación estructural del capitalismo,
en este caso la lucha de clases se visibilizaba desde lo étnico, visión que fue
criticada. Desde la visión de Oviedo (2012)
hacer una argumentación de este tipo podría resultar un tanto viciosa en
el sentido que desde categorías occidentales aunque sean de izquierda, se cae
en el vicio de deslegitimar la lucha indígena. Sin embargo esta postura nos
deja ver la relación que existía entre el movimiento indígena y el socialismo.
La propuesta socialista apuntaría a la reivindicación de las
concepciones indígenas, como lo señalan Cueva, Mariátegui, Taxo, cuando habla
de la “concepción runa de la economía”, en la que se trata de lograr un “equilibrio entre los seres humanos y entre
éstos y la “Pacha Mama” o Madre Naturaleza” (Cortez, 2009, p. 7). Ayala
Mora (2005) en Cortez (2009) quien considera que el socialismo del Ecuador
ha sabido recoger políticamente el legado
proveniente de los pueblos indígenas; en cuyo aporte se estaría jugando un
aporte importantísimo en la construcción de una identidad nacional (p.7).
El autor continúa citando Carlos Sandoval el mismo que en un
evento realizado por el Comité Nacional por la Renovación del Socialismo en el
Ecuador planteó una propuesta para un “Programa alternativo al neoliberalismo:
una visión desde la cosmovisión indígena”.
En definitiva, para Cortez, la base de la coincidencia entre el
socialismo ecuatoriano y el movimiento indígena, como hemos dicho al inicio,
entre un “proyecto socialista y el “ Buen
Vivir” de las tradiciones andinas es que se avanzará, entre otras cosas, a un
proyecto de estado de carácter “plurinacional” e “intercultural” en la nueva
Constitución Ecuatoriana del 2008” (p.8).
La construcción social del Buen Vivir definitivamente no se
puede entender al margen de la participación social y política del movimiento
indígena en el Ecuador y en América Latina. El total de la población indígena
llega al 7% según (Hidalgo-Capitán), sin embargo a pesar de constituirse un
porcentaje minoritario, los logros alcanzados por el pueblo indígena en la vida
social y política, han sido verdaderas luchas ganadas por la reivindicación de
sus derechos y los derechos colectivos en general. La consigna de “ser el pueblo sin voz” quedó en el pasado,
pues se ha conseguido acabar con la “ventriloquía del indígena” (Hidalgo-Capitán, 2012)
evitando que con fines perversos de políticos o intelectuales no indígenas o
fines virtuosos como la praxis liberadora de Leonidas Proaño, se hable en su
nombre, ganado así, gran terreno en la decolonizacion de su propio, pensamiento,
discurso y accionar.
Así el Proyecto político de la CONAIE, los estudios de la
Universidad Amawtay Wasy, El fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
de América Latina y el Caribe, asumen y sacan
a luz contenidos que aportan a la construcción social del Buen Vivir.
Hablar en definitiva
del aporte de los pueblos y nacionalidades indígenas al Buen Vivir resulta muy
complejo, pues se necesita realizar un trabajo muy exhaustivo para no
occidentalizar, bautizar o colonizar el pensamiento andino y lo que este ha
dicho sobre el Buen Vivir. Es por esta razón que sin querer decir que en el
pensamiento andino no existe intelectualidad o disciplinarización del saber,
hemos querido recoger y sistematizar el mismo desde el otro componente que
Michel Foucault nos habla al momento de escribir la historia, puesto que el
pueblo indígena como hemos dicho anteriormente a pesar de ser una minoría de la
población en el Ecuador, es la clara muestra de la resistencia frente a la
colonización, el neoliberalismo, el imperialismo y otras múltiples empresas
occidentales de dominación.
Es importante hacer hincapié en los alcances ganados de
luchas la Pastoral Indígena y de la Teología de la Liberación personificadas en
la labor de Leonidas Proaño, para quien la opción preferencial por los pobres
la había concretado en el trabajo con el sector indígena. El discurso
pronunciado con motivo de la entrega de su doctorado en Filosofía Honoris
Causa, en 1988, deja entrever claras muestras de aquello, pues anunciaba que es
de gran consideración el sentido profundo que la cosmovisión indígena le
confiere a la tierra, Leonidas recalcaba que los indígenas mantendrían una
relación mística con la tierra. Más adelante, con el motivo de celebrarse los
500 años de la resistencia indígena, Proaño denunciaba el saldo macabro que
estos años de colonización habían implicado para el pueblo indígena y además
las consecuencias devastadoras del saqueo de la naturaleza especialmente en la
Amazonía, puesto que comportaba una alteración para las formas originaras de
vida de esta región. El Taita Obispo
veía que se puede hacer una reorganización de la sociedad tomando como
inspiración el modelo social y religioso de los pueblos indígenas quienes a su
parecer guardan estrecha relación con la madre Naturaleza, esta misma lógica
para Proaño, el
indio piensa con el corazón que la tierra es su madre. Es su
pensamiento fundamental. Es el anillo central del núcleo pluricelular de su
cultura. De allí nace el concepto de fraternidad extensa, de familia extensa, de
igualdad entre todos. Si la tierra es la madre de los hombres, los hombres son
sus hijos y, entre sí, son hermanos, llamados a constituir una gran familia.
Así como una buena madre no establece diferencias entre sus hijos, la tierra es
para todos y todos tienen iguales derechos. (Cortez, 2009, p.8)
Por esta razón el trabajo de la pastoral indígena y la
teología de la liberación se convierte en un insumo que ha aportado a la
construcción social del Buen Vivir en tanto que ve la necesidad de cambiar el
modelo de sociedad explotador y extractivita tomando como inspiración el modo
de organización indígena basado en la equidad y un profundo respeto por la
naturaleza, relación cósmica y religiosa que a juicio de Cortez (2009) se
articulan y empatan con la tradición cristiana.
Hasta aquí hemos recogido algunos discursos que han se han
configurado con la necesidad de un cambio civilizatorio en detrimento del
modelo basado en la idea de progreso nacido de las sociedades occidentales que
adoptaron el capitalismo como modo de vida. Mismos discursos que proponen
reorientar no solo el modelo económico sino el modelo social, para que este sea
incluyente, intercultural, plural y de respeto hacia los ecosistemas y las
múltiples formas de vida. A la vez cabe resaltar que muchos de estos discursos
fueron presentados a la Asamblea Constituyente para ser tomados en cuenta en la
elaboración el proyecto constitucional.
El Buen Vivir en los debates
constituyentes
Hasta aquí hemos esbozado algunas consideraciones que
formaron parte de los debates preconstituyentes sobre el Buen Vivir, ahora en
la misa línea de seguir construyendo la genealogía del Buen Vivir se realizará
un recorrido por los debates constituyentes que dieron paso a la formación de
la Constitución del Ecuador de 2008.
Se ha tratado de dejar en claro al inicio que el Buen Vivir
supera las barreras de la constitucionalidad, sin embargo es en Montecristi,
lugar y momento, en donde confluyen un
sinnúmero de discursos que dan formación a lo que hoy conocemos como el Buen
Vivir constitucional el mismo que en palabras de Cortez (2009) rompe con la “matriz de poder de orden colonial”(p.
3), pues hasta antes de Constitución de 2008 el Estado Ecuatoriano habría
tomado como moldes las formas europeas de constituirse política, social y
económicamente, haciendo que esto comporte un sistema estructural de
marginación hacia los sectores históricamente marginados de la sociedad como
los indígenas, afro-descendientes, migrantes, minorías GLBTI, jóvenes, mujeres,
entre otros grupos, que han sido sujetos de dominación. En este sentido la
celebración de los 500 años de resistencia indígena marcó un precedente
importante y los manifiestos que con ella se dieron como por ejemplo el
Proyecto Político de la CONAIE, entre otros, mismos que diagnosticaban el
fracaso de los sistemas políticos, sociales y económicos occidentales y que a
la vez reclamaban un nuevo orden social, como lo hemos mencionado líneas atrás,
orden que debía ser holístico y tomar en cuenta al ser humano, la naturaleza y
la sociedad.
Resulta complejo así datar el uso primigenio de la palabra
Buen Vivir en el que hacer del movimiento indígena, si revisamos el Proyecto
Político de la CONAIE de 1997 no se encuentra mencionada, (Cortez, 2009; Hidalgo-Capitán,
2012), es quizá una invención de intelectuales indígenas kychwas y aymaras
contemporáneos tales como Torrez (2001),
Yampara (2001), Medina (2001),
Viteri (2002) según lo menciona Hidalgo-Capitán y lo dimos a conocer líneas
arriba; no obstante dicho proyecto aporta grandes insumos para la compresión de
lo que hoy se entiende por Buen Vivir en la Constitución de 2088. Es por esta
organización con su “Propuesta de la
CONAIE frente a la Asamblea Constituyente”(2007) que se introduce el término de
Sumak al texto de la constitución, misma propuesta que hace eco de su
indignación; de la dominación que el pueblo indígena ha sufrido durante por más
de quinientos años a raíz de la llegada de la Europa a América, en donde ni
siquiera el Bicentenario de la Independencia significó nada para este pueblo,
pues los procesos independentistas solo significaron para los indígenas un
cambio de amos; ninguna de las cartas magnas anteriores se habrían preocupado
por este minoría, solo respondía a los intereses de las oligarquías de turno.
En la presentación de la Propuesta se habla de un Buen Vivir que pueda ser
transmitido de generación en generación, el mismo que ha sido un legado de los
taitas y las mamas con el fin de construir una sociedad post-capitalista y
post-colonialista. La presentación, reza que no se trataba de una propuesta
segregacional de tipo ético sino de la construcción de un estado plurinacional,
que parte de “reconocer la diversidad
para alcanzar la Unidad” (CONAIE, 2007, p. 2)
Cinco fueron los ejes
fundamentales que se enmarcaron dentro
de la propuesta de estado unitario, comunitario, equitativo, solidario,
incluyente, con equidad de género, soberano y laico, a saber:
1. La
construcción de un Estado plurinacional, que deseche para siempre las sombras coloniales y
monoculturales que lo han acompañado
desde hace casi 200 años.
2. La
nacionalización y no privatización de la biodiversidad y los recursos naturales. El Estado debe
recuperar su papel indelegable en el manejo de las áreas estratégicas y su
soberanía imprescriptible sobre la economía y los recursos naturales y debe
propiciar y garantizar el control de la
sociedad sobre el sector y empresas públicas.
3. El
reconocimiento de distintas formas de democracia y participación política en la
definición de las políticas públicas, en la
conformación de los órganos del poder público y en el control
social de las autoridades.
4. Los
principales servicios sociales públicos no pueden ser tratados como mercancías
sino como responsabilidad pública y el
acceso a ellos debe ser considerado un derecho humano, su cobertura será
universal y obligatoria, y deben orientarse a la plena liberación de los seres
humanos de toda forma de discriminación cultural y opresión social.
5. La
construcción de un modelo económico social, solidario, ecológico, equitativo,
soberano, planificado e incluyente. (CONAIE,
2007, p. 5-6)
Cortez (2009) añade a este respecto que el término surgió en
medio de un fuerte debate de discursos críticos sobre cómo hacerle frente al
sistema capitalista y sus implicaciones
coloniales, además de que dicho manifiesto importó también destacar que de su
raigambre ancestral sugirió una forma de vida alternativa.
Otra propuesta contrahegemónica
que formó parte de los insumos para consolidar el discurso del Buen Vivir
constitucional, fue el manifiesto de la Corporación de Desarrollo
Afroecuatoriana; si bien esta propuesta no hacía referencia al concepto de Buen
Vivir (Cortez, 2009)
, sí hace un claro reclamo para incluir en la Carta Magna el respeto por los
ecosistemas y las prácticas tradicionales sostenibles, propias de los pueblos
afroecuatorianos e indígenas. La propuesta de los afroecuatorianos a la Asamblea
Nacional Constituyente, considera que la Nueva Constitución debe ser
un proyecto de Nación Incluyente y sin
racismo, la misma que garantice el ejercicio pleno de la democracia, la
ciudadanía cultural, la interculturalidad y el desarrollo humano con libertad,
capacidad y oportunidad sin exclusión alguna. (CODAE, 2007,
p. 1)
Este discurso reclama un cambio radical y democrático para
destruir el “paradigma racista y
excluyente que desde la colonia alimenta la identidad y el imaginario social de
nación” (CODAE, 2007,
p. 2) ;
asimismo demandaba llegar a la interculturalidad efectiva; que haga énfasis en
el bienestar humano; un uso sostenible de los recursos y que además se castigue
el saqueo de los recursos forestales, marinos y la biodiversidad; que se
prohíba el monopolio y la privatización del agua. Los afroecuatorianos
proponían básicamente los siguientes instrumentos a ser considerados en la
nueva constitución:
a) participación y representación política
de los todos los ciudadanos que conforman el Estado Nación Ecuatorianos; b) un
sistema educativo integral y respetuoso de las identidades étnicas y
culturales; c) fijación de competencias e instituciones territoriales por
niveles de gobierno; d) un nuevo modelo de desarrollo socioeconómico incluyente
y solidario (CODAE, 2007,
p. 4) .
Mismos insumos que guardan estrecha relación con lo que hoy
es el Buen Vivir constitucional y que coinciden en el cambio de modelo
económico y social colonial, así como el respeto por la naturaleza.
Cortez (2009) e Hidalgo-Capitán (2012) nos dicen que para
entender la construcción social del Buen Vivir debemos remitirnos también a los
discursos planteados por el movimiento Alianza País. Para Cortez PAIS en su
plan de gobierno no hablaba ni de Sumak Kawsay ni de Buen Vivir como conceptos,
Hidalgo-Capitán coincide en que no se hace referencia al Sumak kawsay como
palabra pero por su parte dice que sí se habla de Buen Vivir aunque las
menciones fueron marginales. No obstante en el cuerpo del texto del plan de
gobierno de PAIS 2007 – 2011, se
encuentran tres aspectos importantes que fueron insumo para la construcción del
proyecto constitucional y hacen una referencia al Buen Vivir, dichos aspectos
son: “convivencia “armónica” con la
naturaleza, valoración de la condición “pluricultural” del país y un modelo de
desarrollo “sostenible” como alternativa al modelo capitalista” (Cortez, 2009,
p. 11) .
La versión del proyecto político del movimiento Alianza PAÍS
(2006), en cuya redacción participaron, a juicio de Hidalgo-Capitán (2012)
Fander Falconí, Luis Túpac- Yupanqui, Alberto Acosta, Hugo Jácome, René
Ramírez, Jeannette Sánchez y Jorge Jurado
en una nota al inicio del dice que en el mismo se recogen “opiniones, comentarios, sugerencias y
críticas a lo largo y ancho del país, expresadas a través de todas las vías
posibles” (p.2). En el punto 2.1 del proyecto, el mismo que lleva por
título “Un Buen Vivir en armonía con la
naturaleza, bajo un respeto irrestricto a los derechos humanos” habla de la
urgencia de hacer un cambio radical de
las estructuras de poder hacia un fin compartido:
un Buen Vivir en armonía con la naturaleza.
Se trata de una propuesta incluyente. Esto quiere decir que pensamos en todos
los sectores de la sociedad ecuatoriana, particularmente en los sectores
populares, en los desposeídos, en los marginados (Alianza PAIS, 2006, p.11).
Líneas más adelante se refiere a las
prácticas devastadoras del sistema neoliberal como el causante de la pobreza y
la miseria, al cual hay que combatir.
Se trataba en sus inicios de un proyecto político que soñaba
con cambiar la matriz del modelo económico, promoviendo la equidad partiendo de
la condición pluricultural; en definitiva era un proyecto que buscaba abandonar
el modelo basado en la lógica de la acumulación de la riqueza en manos de unos
pocos y más bien trataba de ser un modelo equitativo, solidario e incluyente (Cortez, 2009) .
Visión que en las actuales coyunturas está seriamente criticada con la decisión
de Rafael Correa del Explotar el Yasuní ITT, hecho que ha resultado ser solo el
factor desencadene de una serie críticas, una clara muestra de esta crítica ha
sido la publicación del libro “El Correísmo al desnudo” (2013) en el que varios
académicos y activistas entre ellos
Alberto Acosta, Ramiro Ávila, Gayne
Villagómez, Atawallpa Oviedo, Natalia Sierra, Fernanda Soliz, Francisco Hidalgo-Capitán,
entre otros, vierten sus opiniones respecto de la gestión del gobierno
de Alianza País; así para Ávila (2013) el gobierno de PAÍS en los últimos seis
años ha vivido de la retórica y de la venta de la imagen descuidando la
realidad profunda del Ecuador, dejando una brecha enorme entre los postulados
de la Constitución y lo que pasa en la realidad.
Finalmente queremos anotar el aporte de la Iglesia Católica
en la construcción del Buen Vivir constitucional, se ha hablado anteriormente del aporte de la
teología de la liberación y la pastoral indígena, tomando como modelo el
accionar de Leonidas Proaño, sin embargo a la Asamblea Constituyente, las
comunidades eclesiales del II Encuentro
de Iglesia de los Pobres del Ecuador, presentaron un manifiesto el que ven en
el sistema capitalista una promoción de muerte, desigualdad e injusticia que no
solo debe ser denunciado por los abusos que ha cometido sino también dilucida
que el espíritu mismo de este sistema se basa en el egoísmo y la glorificación
del dinero. Este grupo de cristianos, se manifiesta por hacer un cambio radical
de sistema, no se trata de tomar medidas paliativas o poner remiendos nuevos en
vestidos viejos, sino de hacer verdaderos cambios. Para ellos el cambio,
significa en primer lugar una
convivencia armoniosa con la Pacha Mama y en segundo lugar manifiestan
que una salida alternativa al capitalismo es un nuevo socialismo, que brinde
seguridad a las comunidades que han sufrido opresión por la minería; en donde la voluntad de las comunidades
indígenas y campesinas no sea atropellada; que se realice una reapropiación de
los recursos que son nuestros como el agua, las semillas y que se impida la
privatización de estos así como de la salud y la educación; que cambie la
lógica del consumo, y, finalmente que respete y amplíe los derechos
conquistados por la comunidad indígena y la comunidad afroamericana con sus
propias formas organizativas e históricas.
Para Cortez (2009) este proyecto tiene una clara posición crítica al
neoliberalismo, puesto que invita a la
convivencia armónica con la naturaleza,
como intento de una “democracia radical” que incluye a actores tradicionalmente
marginados, así como también una perspectiva anticolonial que hace justicia a
la realidad pluricultural del Ecuador (p.12).
Saberes eruditos sobre el Buen Vivir
La concepción de Buen
Vivir, a pesar de ser un concepto en construcción ha originado un amplio debate
tanto en los círculos académicos como en los saberes populares como lo hemos
mencionado al inicio del ensayo y que además esta concepción del Buen Vivir o
sumak kawsay propone la decolonialidad del poder. Muchos autores entre ellos
Acosta (2009;2012), Carpio(2009), Wray(2009), Tortosa(2011), Hidalgo-Capitán(2012),
Gudynas(2012), entre otros, coinciden en tres aspectos principalmente, el
primero es que la discusión sobre el
Buen Vivir se inscribe en el vasto debate sobre la crítica a la idea de
progreso nacida de la modernidad; el
segundo es que la alternativa del Buen Vivir surge desde el mundo andino y se
ha enriquecido con críticas occidentales y ha pasado a convertirse en un nuevo
imaginario teórico; y finalmente que el
Buen Vivir propone y despliega un componente de armonía que tiene tres ejes
importantes, la relación del ser humano consigo mismo, la relación ser humano
con la comunidad y la relación ser humano con la naturaleza.
En este apartado entonces se busca esbozar la minga de saberes eruditos como aquel
ejercicio por la búsqueda y construcción de una historia y conocimientos en
torno a esta alternativa planetaria. Así, anotamos algunas consideraciones
sobre el Buen Vivir en la Constitución de 2008; se presenta al Buen Vivir como
un término en construcción; se cita a varios autores quienes han intentado
definir al Buen Vivir; y se hace alusión a los tres puntos antes mencionados,
que si bien no se tratan de sesgos particulares y separados ente ellos, sino se
interrelacionan, lo mismo que en el estudio de la educación en ciudadanía y la
educación en derechos humanos.
El Buen Vivir en la Constitución
Parte de los saberes eruditos son aquellos que han sido
legitimados por la institución estatal, si bien el proceso constituyente toma
las demandas de muchos sectores de la sociedad la, Constitución de 2008 es el
documento preceptor sobre el cual se rige toda la vida jurídica, política,
económica y social del Ecuador. Esta dedica tres secciones al Buen Vivir, la
primera se trata de Los Derechos del Buen Vivir que va de los artículos 12 a 34
y la segunda habla sobre los Principios de del Buen Vivir que comprende los
artículos 275 a 278 y en los artículos 340 a 415 sobre Régimen del Buen Vivir
donde se desarrollan los derechos del Buen Vivir y los deberes y obligaciones
del Estado.
Para Acosta (2009), la carta fundamental dada en Ciudad
Alfaro Montecristi es la Constitución más ecuatoriana que hayamos tenido, que
rompe con los modelos tradicionales de constituciones, que recoge además las
demandas de varios sectores de la sociedad. Si se revisa su contenido, nos
encontramos con que el Buen Vivir amplía el marco de derechos con respecto a la
Constitución de 1998, que además era una constitución muy rígida a la cual
resultaba muy difícil hacerle reformas y que asimismo legitimaba el poder en
manos de unos pocos. La constitución de Montecristi realiza una serie de
innovaciones , ya hemos dicho que amplían el marco de los derechos, pues ,
confiere a la ciudadanía una participación más activa en la vida política; es
la primera vez que una carta fundamental
otorga derechos a la Naturaleza y la vuelve sujeto de derechos; desanuda de las
oligarquías bancarias los medios de comunicación; se reconoce el agua como un
derecho de todas y todos y se impide su privatización; al kichwa y al shuar se
les da la misma importancia que al castellano reconociéndolos como idiomas
oficiales de relación intercultural; se amplían los derechos laborales como por
ejemplo conceder licencia laboral por paternidad, antes la había solo por
maternidad, en esta misma línea se condena la tercerización y el no
aseguramiento de los empleados por parte del empleador. El Buen Vivir desde la
constitución de Ciudad Alfaro, agrega a la vida jurídica, política y social el
carácter de Estado intercultural y
plurinacional; se integra la democracia participativa; la
descentralización y reorganización territorial y un sistema social y solidario
amigable con la Pachamama.
El Buen Vivir en la carta fundamental se torna en un
paradigma de sustentabilidad pero no desde las novedades que el capitalismo ha
impulsado de desarrollo sustentable en donde lo único que busca es la
sustentabilidad del capital, sino la sustentabilidad entendida como la relación
entre economía y naturaleza de modo que lo que se garantiza es la vida misma,
pues se trata superar el extractivismo y generar una economía pospetrolera
(Acosta, 2009). Wray (2009) dice que no se trata entonces de una naturaleza
intocada, el objetivo es no acabar con el curso natural de los ecosistemas,
tratando de preservar los ciclos vitales de los mismos y que no se altere la
acción teleológica e inmanente de la Pachamama para que pueda regenerarse y
seguir existiendo. El Buen Vivir desde la constitución permite una relación
mucho más equilibrada entre mercado, sociedad civil y Estado en armonía con la
naturaleza.
Es importante
mencionar que existe una estrecha relación entre las constituciones políticas
de Ecuador y Bolivia. Hidalgo-Capitán (2010) a este respecto nos dice que si
bien la coyuntura sociopolítica de Latinoamérica apunta a miras comunes
regionales, la coincidencia que ambas naciones hayan plasmado en sus
Constituciones la idea del Buen Vivir, radica entre otros factores a que actores
externos participaron en la asesoría de la elaboración de dichos documentos, el
autor en mención afirma que el Centro de Estudios Políticos y Sociales,
fundación de Izquierdas de España asesoró simultáneamente a Bolivia y Ecuador
después de haber hecho lo mismo con Venezuela en 1999.
Sin embargo Acosta y Gudynas (2011) anotan algunas
diferencias. Para Bolivia el suma qamaña representa un conjunto de principios
éticos-morales y no aparecen como derechos, de esta manera el BUEN VIVIR puede
expresar de diferente manera en cada uno de ellos, en cambio para el Ecuador el
sumak kawsay se torna le principio rector, “es
presentado a dos niveles: como el marco para un conjunto sustantivo de
derechos, y como expresión de buena parte de la organización y ejecución de esos
derechos, no sólo en el Estado, sino en toda la sociedad.” Acosta y Gudynas
(2011, p. 108) que además forman un conjunto de derechos que le hacen contra
peso al régimen de desarrollo. La Constitución ecuatoriana reconoce a la
Naturaleza como sujeto de derechos, independientemente de de la utilidad que le
preste al ser humano art 72 con esto no se convierte en una naturaleza
intocada, se puede seguir aprovechando
sus recursos siempre y cuando se respeten las formas de vida y los ecosistemas.
Bolivia en cambio inscribe en su constitución la idea clásica de progreso atr
9, numeral 6 cuando reza que la industrialización de los recursos naturales
como una canasta de recursos a ser aprovechados
Toda la Carta Magna, rompe con la concepción clásica de
priorizar unos derechos sobre otros. Más bien hace énfasis en el carácter
integral de estos derechos, cuando los reconoce como interdependientes y
jerarquía semejante (Art. 11, numeral 6). De esta manera los derechos del Buen
Vivir tienen la misma importancia que otras agrupaciones de derechos, entre los
cuales están “los derechos de personas y
grupos de atención prioritaria, comunidades, pueblos y nacionalidades,
participación, libertad, de la naturaleza, y protección” (Acosta & Gudynas, 2011, p. 106) ,
y a su vez, esta agrupación de derechos tiene un relato paralelo en toda una
sección que ha sido dedicada a las responsabilidades, tal como lo señalamos al
inicio.
En ambos casos en Bolivia y en Ecuador, el desarrollo como
concepto ya no está ligado al concepto de progreso, pues esta constitución sí
denota que el mercado no es la solución como tampoco lo es el Estado, para
estos regímenes la labor está en hacer dinámicas las relaciones Estado, mercado
y sociedad civil, con lo que queda relegada la idea de un mercado supeditado al
Estado que determina las relaciones sociales. Se podrían realizar análisis más
profundos sobre la Constitución de 2008, pero que quedarían fuera de los
objetivos de nuestro trabajo, el objetivo ha sido esbozar lo que al Buen Vivir
en la Carta Fundamental de 2008 se refiere.
EL Buen Vivir aún debate
Podría parecer que la Constitución del Ecuador de 2008 fue
el punto culminante para la reflexión del Buen Vivir o Sumak Kawsay, pues en
ella se establecen de manera dogmática y sistemática las pautas para hacer
eficaz este concepto, además de buscar
encaminar al país en un nuevo modelo de democracia mediante la participación
ciudadana, a través de en una nuev plataforma económica sustentada en la
equidad y la solidaridad (Benalcázar,
2009) , Acosta a este respecto (2009) conmina a
hacer del Sumak Kawsay, plasmado en la Constitución no el punto de llaga sino
más bien el punto de partida que abra el debate para la construcción de un “país sustentable en todos sus sentidos”
(p. 19).
El Buen Vivir a pesar de ser un precepto constitucional y un
objetivo de país (Cevallos, 2012)
para la fundación del nuevo Ecuador no se vuelve mandatorio; no se torna una
propuesta esencialista; más bien existe detrás del mismo todo un andamiaje de
construcción social de este conocimiento como se trató de reflejar líneas más
arriba. En este sentido la “definición del Buen Vivir sigue siendo un proceso
de discusión y de construcción que Gudynas (2011) describe como un “conjunto de ensayos para construir otros
ordenamientos sociales y económicos que van más allá de los cercos que impone
la Modernidad.” (p. 25)
El mismo nombre, Buen Vivir, es ya un punto de discusión,
puesto que al ser una traducción del quichua pierde su sentido original, el
castellano, lengua romance de herencia latina, inscribe dentro de sí una manera
occidental de comprender el mundo, y el conocimiento. Para las lenguas
indoeuropeas el énfasis recae sobre las palabras que acompañan al verbo como
por ejemplo los sustantivos y los adjetivos, que hacen las veces de
modificadores del núcleo del predicado, es decir, del verbo, el modificador
señala compañía, tiempo, espacio, modo, circunstancia, instrumento etc., en cambio para las alenguas nativas andinas
la fuerza del lenguaje se encuentra en el verbo, el mismo que carga su propio
significado. Por ejemplo, para la cultura occidental el verbo vivir o la
palabra vida hace referencia a la los entes biológicos que mientras gozan de
esta facultad están vivos, los seres inertes no forman parte de la categoría
vida; en cambio, las lenguas andinas como es caso del kichwa que su sintaxis es
verbocéntrica; así en esta línea, la
palabra vivir no solo hace referencia a los entes biológicos, pues incluso los
muertos tienen vida. La vida para la concepción andina tiene que ver con la
reciprocidad, el equilibrio y la armonía. Por lo tanto nos encontramos con una
hermenéutica en la que el término Buen Vivir pierde el sentido y la fuerza real
de los significados originarios andinos al ser traducida. A este respecto hay
quienes piensan que sumak kawsay o suma qamaña deberían traducirse por vivir
bien, (Esterman, 2005), la vida buena (Miranda 2008; Esteva, 2009,) para ser
más fieles al sentido del término.
Remitirse al sentido propio del sumak kawsay o usar el
término en el propio idioma se vuelve muy necesario par a no tender a
interpretar al “Buen Vivir”, “bien vivir”, “vivir bien” o “vida buena” como la
buena vida propia de la concepción de la Europa occidental la misma que se
alimenta de dos fuentes antropocentristas o mejor adrocentristas; una es la
judía con mito edénico en donde el varón es el dueño y señor de tierras,
animales, mujeres del cual él puede disponer y que además el trabajo es el
fruto del castigo divino quien está condenado por haber desobedecido a Dios a
trabajr la tierra con el sudor de su frente para obtener el pan; y la otra la visión aristotélica de la polis
(Esterman, 2005), en donde el varón civilizado es más noble en cuanto menos se
acerca al trabajo manual y la buena vida la halla en la polis; en ambos casos
hay una ruptura con la naturaleza y la tierra (Medina, 2001); sin embargo,
ambas figuras han servido para hacer usufructo de la naturaleza. Para la
concepción andina en cambio, en la chacra, el hombre y la tierra hacen su
simbiosis, la tierra es madre nutricia. El ideal de la buena vida occidental ha
traído consigo siglos de desigualdad entre seres humanos y los irreversibles
cambios climáticos. A este respecto para
Acosta (2001), Gudynas(2011), Hidalgo-Capitán(2012), entre otros, el Buen Vivir
representa un cambio de mirada antropocéntrica a una mira biocéntrica de
un vivir mejor a un vivir bien.
Sobre la marcha de un conceso del Buen Vivir han aparecido
algunas críticas por sectores indígenas principalmente que condenan severamente
la apropiación de los términos quichuas para el clientelismo político,
académico en inclusive para a nombre del sumak kawsay seguir regentando
prácticas hegemónicas del sistema imperante, confundiendo como hemos mencionado
antes al Buen Vivir con la calidad de vida occidental. Otra crítica es que el
que Buen Vivir se ha reducido a un
pragmatismo folclórico en donde se toma ciertos usos, mitos y tradiciones del
pueblo indígena con fines perversos al separarlos del la cosmovisión y del
contexto (Cevallos, 2012). Inclusive el autor en mención indica que existe una
crítica por parte de sectores indígenas al haber quichuizado al Buen Vivir con
lo que otras concepciones indígenas no quichuas han quedado al margen, restando
valor a la trascendencia y cosmovisiones de estos otros sectores indígenas.
Gudynas (2011) a su juicio nos dice que en el debate del
Buen Vivir aparecen también las posturas
conservadoras, a veces neoliberales, que denigran e impiden la reflexión del
Buen Vivir quienes ven en él una reivindicación meramente indígena que llevaría
a la haraganería y el atraso económico. Por parte del sector académico, y
especialmente en la economía, muchos consideran a todo este ramaje de
reflexiones un asunto poco “serio, casi
fantasioso y alejado de sus investigaciones” (p. 15). El autor mencionado
resalta la visión inclusive de algunos miembros del sector progresista quienes
piensan que el Buen Vivir se trata solo de un instrumento para otorgar ayudas
económicas a los más pobres. “Es necesario reaccionar contra este tipo de problemas,
sea la banalización del Buen Vivir o la disolución de los espacios colectivos
de construcción” (Gudynas, 2011, p. 15) .
Resulta plausible a nuestro juicio, la reflexión de Acosta & Gudynas (2011) al decir que el
Buen Vivir, entonces
…es un concepto en construcción que aspira
ir más allá del desarrollo convencional, y se basa en una sociedad donde
conviven los seres humanos entre sí y con la naturaleza. Se nutre desde ámbitos
muy diversos, desde la reflexión intelectual a las prácticas ciudadanas, desde
las tradiciones indígenas a la academia alternativa… ( p. 71)
Fernte a toda esta minga de saberes y
divergencias, la reflexión sobre nuevo modelo continúa, arrostramos un marco
frente al que se requiere un estudio de las “más diversas dimensiones, sobre las cuales sea posible converger” (Cevallos, 2012, p. 10)
“Esta es una idea que no tiene dueños, y
donde todos tienen algo para aportar, y en varios casos esta tarea se está
volviendo urgente.” (Gudynas,
2011, p. 15)
Resulta de imperiosa necesidad, a juicio propio, la reapropiación de las
discusiones sobre el Buen Vivir.
Algunas definiciones de Buen
Vivir
Para la sistematización de este apartado es oportuno citar a
varios autores sobre la cual versará nuestro estudio. De esta manera nos
encontramos con Hidalgo-Capitán (2012) quien habla sobre la armonía que el Buen
Vivir comprende como modelo alternativo.
En términos generales se entiende por Buen
Vivir la vida en armonía, lo que incluiría tres dimensiones: la armonía con uno
mismo, (personal), la armonía con la comunidad (social) y la armonía con la
naturaleza (integral). En este sentido, el BUEN VIVIR estaría relacionado con
los conceptos de identidad solidaridad y sostenibilidad. (Hidalgo-Capitán, 2012, p. 20)
Acosta y Gudynas (2011) al versar una
definición de Buen Vivir insiten sobre la crítica a la idea del dasarrollo y
cómo el Buen Vivir comporta una mirada hacia el futuro:
…el Buen Vivir es una reacción y también
una mirada al futuro. En el primer caso, es una respuesta a las limitaciones y
contradicciones de las ideas y aplicaciones contemporáneas del desarrollo. En
el segundo, aglutina diversas miradas que desean dejar atrás ese desarrollo
convencional y están ensayando nuevas perspectivas enmarcadas en otro tipo de
valoraciones de la sociedad y el ambiente. (Acosta
& Gudynas, 2011, p. 71)
Tortosa (2011) citado
por Acosta (2012) cuando escribe en el libro “Construyendo el Buen Vivir” habla
del Buen Vivir como una oportunidad para una nueva sociedad:
El Buen Vivir [es] una oportunidad para
construir otra sociedad sustentada en
una convivencia ciudadana en diversidad y armonía con la Naturaleza, a partir
del conocimiento de los diversos pueblos culturales existentes en el país y el
mundo. (Acosta, 2012,
p. 33)
Norman Wray (2009) en el libro “El Buen Vivir: una vía para
el desarrollo” presenta al Buen Vivir como un camino de derechos y
oportunidades para lograr la vida deseable:
El “Buen Vivir” presupone que el ejercicio
de los derechos, las libertades, capacidades, potencialidades y oportunidades
reales que los individuos y las comunidades se amplíen de modo que permitan
lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas
identidades colectivas y cada uno – visto como un ser humano universal y
particular a la vez- valora como objeto la vida deseable.” (Wray, 2009, p. 54)
Alberto Acosta y Esperanza Martínez (2009)
cuando escriben la introducción del libro “El
Buen Vivir: una vía para el desarrollo” presentan al Buen Vivir de la siguiente
manera:
El sumak
kawsay o Buen Vivir tiene que ver con una serie de derechos y garantías
sociales, económicas y ambientales, que fueron ampliadas en la nueva
Constitución. También está plasmado en los principios orientadores del régimen
económico, que se caracterizan por promover una relación armoniosa entre los
seres humanos individual y colectivamente, así como con la naturaleza. (Acosta & Martínez, 2009, p. 7)
Quizá existen muchas definiciones sobre el Buen Vivir sin
embargo, nos remitimos a estas porque condensan las ideas que queremos resaltar
en el presente estudio y que se desarrollan a continuación.
El Buen vivir surge desde el
mundo andino
Existe un consenso general que el Buen Vivir nace del mundo
indígena y es acoplado a la Constitución y la reflexión popular y académica
como alternativa al modelo imperante de la sociedad; al inicio del documento hemos realizado un estudio más extenso sobre este punto; sin embargo, queremos
citar algunos autores con el fin de darle más autoridad a la aseveración de que
el Buen Vivir bebe de las fuentes de los Andes y dejar por sentado que este
principio ha pasado a convertirse en un nuevo imaginario teórico para la
construcción de una nueva sociedad.
Francisco Cevallos Tejada:
De profunda sabiduría ancestral, el Buen
Vivir o sumak kawsay se ha
posicionado como un paradigma en su más amplio sentido; este ha calado en los
sectores sociales, académicos culturales, ambientales, económicos y políticos,
llegando a ser incluso un precepto constitucional y un objetivo de país” (Cevallos,
2012, p. 9)
Diana Quirola Suárez:
El sumak
kawsay o Buen Vivir [es] entendido como un nuevo pacto social en armonía
con la naturaleza… es el resultado de los sueños y las luchas sociales de
noviecitos populares, laborales indígenas, ecologistas, feministas,
intelectuales, jóvenes y muchos otros… Este concepto proviene y se sintoniza
con las culturas indígenas andinas de América del Sur y es acogido por el
Ecuador.” (Quirola, 2009, p.104-105)
Alberto Acosta Y Esperanza Martínez:
…recepta las propuestas de los pueblos y
nacionalidades indígenas, así como de amplios segmentos de la población, y,
simultáneamente se proyecta con fuerza en los debates de transformación que se
desarrollan en el mundo. (Acosta & Martínez,
2009, p. 7)
El Buen Vivir y la crítica al
Estado Capitalista
Al hacer el estudio desde la pedagogía
crítica de la educación en ciudadanía y la educación en derechos humanos nos
referíamos a cómo la teoría crítica presenta sus rupturas con el modelo
imperante de sociedad nacido de las ideas del progreso, aquí vemos como el Buen
Vivir se junta a esa crítica. El Buen vivir es sin duda una alternativa al
progreso y una lucha anti-imperialista, fenómenos nacidos en la modernidad y
regentados por el Estado capitalista que además se resisten a ceder a nuevas
formas de reordenamiento de la sociedad.
El cambio climático, los altos niveles miseria y las grandes
acumulaciones de riqueza en manos de unos pocos, los cambios demográficos a
causa de la migración del campo a la ciudad o de países pobres a países ricos,
las guerras antes por el territorio y el oro, hoy por el agua y el petróleo
camufladas en falsos intereses por desechar el armamento químico, entre otros
fenómenos son el fruto de una modernidad que a nombre del progreso vio en el
usufructo de los recursos naturales una fuente de aparente inagotable riqueza,
todo a nombre del progreso. Y cuando este progreso se topa con que el planeta
no puede seguir con el mismo ritmo de consumo y extracción entonces se intenta
disfrazar el progreso con adjetivos afeites, como el desarrollo a escala
humana, ecodesarrollo, desarrollo sustentable, biodesrrollo, desarrollo
sostenible, artificios que no hacían más que disfrazar de una doble moral las
mismas prácticas extractivitas del progreso clásico. “Necesitamos oponernos con firmeza a la esperanza adicional de vida que
se quiere dar al desarrollo con la creación de alternativas. Padecimos ya las consecuencias de adjetivos
cosméticos” (Esteva, 2009,
p. 1) porque
en el fondo se conservan la misma lógica ya que la acumulación de riquezas
sigue en manos unos pocos, pero ahora consumiendo nuevos discursos de bienestar
humano.
Es necesario hacer una precisión conceptual para no
satanizar la palabra desarrollo. El concepto desarrollo trae consigo
ambivalencias conceptuales. Por desarrollo se pueden entender un sinnúmero de
acepciones virtuosas o viciosas; se usa el término desarrollo por ejemplo como
el curso de un proceso; un pediatra dirá a los padres preocupados por la salud
de su hijo: el niño se está desarrollando normalmente, en este caso desarrollo
adquiere un connotación virtuosa; pero también está el desarrollo desde el uso
semántico que adquirió esta palabra cuando la usó H. Truman en 1949 al tomarla
de la biología para asociarla al progreso, fin hacia el cual Estados Unidos y
otras pocas potencias económicas querían llegar
y lo estaban logrando. (Torotsa, 2009; Acosta
& Gudynas, 2011; Acosta 2012). En definitiva desarrollo ha sido una
metáfora afortunada. Con el fin de
disociar la palabra desarrollo de las connotaciones virtuosas que pueda esta
tener y para los fines de este estudio, nos referiremos más bien a “mal
desarrollo” y “mal vivir” metáfora empleada por Tortosa para referirse a la
constatación del fracaso del programa de desarrollo basado en la idea de
progreso moderno como lo entendió Truman. (Tortosa 2009). El mal desarrollo
entonces es el desarrollo basado en la idea de progreso modernista.
El Buen Vivir se vuelve, una más lo repetimos, en una
alternativa, en la que no se busca hacer reinterpretaciones occidentales de una
forma de vida indígena, tampoco queremos que esta pretenda suplantar el mal
desarrollo en base a reivindicaciones indigenistas; se trata de una visión
utópica, una plataforma que alberga diversas forma para pensar el futuro;
cuando decimos alternativa entendemos esta como una propuesta cogenérica, es
decir que existen y existirán otras formas de pensar el modelo de vida y
sociedad, alter significa otro, esta raíz proveniente del djfgsjdhfgd y la encontramos también en la
palabra altruismo, totalmente contrapuesta o antónimo de egoísmo. Es por eso
que el Buen Vivir no se puede entender
al margen de la pluralidad (Gudynas, 2011) .
La pluralidad, pues, “se basa en procesos
de integración múltiple, de acuerdo a la diversidad” (Patiño, 2010) .
Situación que para el mal desarrollo no es concebible pues una de las
características es la homogenización de la cultura que a su paso destruye las
identidades y culturas locales porque no van al ritmo del sistema, dicho de
otro modo quien quiere surgir debe acoplarse al ritmo de la globalización.
Sin embargo, este mal desarrollo en las últimas décadas ha
entrado en serviros procesos de crisis, crisis que no solo han afectado a la
economía y al capital, sino que consigo han llevado a quienes de su
funcionamiento han sido engranaje a hambrunas a escala mundial, despidos
masivos de obreros, con lo que las naciones constataron que el sistema basado
en el capital no es sostenible. François Houtart (2010) nos dice que el Buen
Vivir se vuelve un elemento no solo de crítica sino de propuesta también, el
mismo que anota medidas a corto, mediano
y largo plazo basadas en este paradigma. Nos gustaría hacer mención de las
alternativas a corto y largo plazo que el autor menciona; por ejemplo a corto
plazo se plantea desarrollar programas alimentarios para enfrentar y prevenir
las hambrunas, como las que ha sufrido Nicaragua, Guatemala, varios países
africanos, entre otros; hacer regulaciones al sistema financiero; disminuir el
consumo de energía y promover el uso de energías alternativas como la eólica,
hídrica, solar, térmica, en detrimento de la energías de hidrocarburos como el
gas y el petróleo en la industria con el fin de reducir el efecto invernadero.
Alternativas que no tendrían sentido si se las piensa en la lógica capitalista.
“Desde un punto de vista filosófico, el
Buen Vivir contiene una base de orientación a la vez de «sentido común» y de
crítica al modo de desarrollo
capitalista.” (Houtart, 2010, p. 91)
En cuanto a las medidas a largo plazo Houtart, menciona
cuatro: priorizar el valor de uso por encima del valor de cambio; generalización
de la democracia; la muticulturalidad y la utilización duradera de los recursos
naturales. Hablar de priorizar el valor de uso por el valor de cambio significa
entre otras cosas juzgar la lógica del mercado, pues el valor cambio permite la
acumulación del capital, en este sentido significaría dar una mayor longevidad
a las cosas, al capital le interesa que las cosas duren menos con el fin de
crear más necesidades, producir más, vender más y acumular más capital; la
prolongación del uso de las cosas permitiría usar una menor cantidad de materia
prima, menos energía, generar menos desechos, disminuir el consumo y como
consecuencia un mayor cuidado de la naturaleza.
En cuanto a la generalización de la democracia nos dice
Houtart, tanto en el campo político como en todas las esferas de la vida, nada
hay menos democrático que la relación de producción capitalista, en donde las
decisiones no las toman los empleados sino los dueños del poder del capital en
función del aumento del mismo. El eje de la muticulturalidad se refiere a que
todas las culturas tienen algo que aportar a la construcción de otros mundos
posibles y no solo el discurso hegemónico de que hablamos anteriormente.
Finalmente tenemos la utilización duradera de los recursos
naturales. Las sociedades mayormente industrializadas generan un consumo tres y
cuatro veces mayor a la capacidad de regeneración de la naturaleza, generan una
contaminación mayor al límite y “derecho de contaminar” que en distribución
cada nación tiene, mismas naciones que se han negado a pactar a los tratado
internacionales ambientales como el tratado de Kyoto. El Ecuador respondido a
las demandas del Buen vivir constitucional encaraba al mundo con una propuesta
revolucionaria con la iniciativa Yasuni-ITT la misma que en palabras de Rafael
Correa en la cumbre de México 2010 le decía al mundo: que el Ecuador quería
dejar
el 20% de las reservas de petróleo
existentes en una de las áreas más biodiversas del planeta dejar el crudo en el
subsuelo a cambio de una contribución de los países desarrollados que
reconociendo su corresponsabilidad aporten con al menos la mitad de las
ganancias que el Ecuador recibiría si explotara ese petróleo… la incoativa
Yasuní-ITT es la propuesta más concreta de la historia para bajar de la retórica
a los hechos en cuanto al a lucha contra el cambio climático… (Correa, 2010)
Así mismo el primer mandatario le decía al mundo que el
Yasuní es la región más biodiversa del planeta en la cual habitan pueblos en
aislamiento voluntario. Sin embargo, esta propuesta al mundo y al Ecuador les
quedó grande, al fin del plazo dado para iniciativa y no haber obtenido los
resultados esperados el presidente decidió dar paso a la explotación petrolera,
decisión con la que muchos sectores del Ecuador y del mundo entero reaccionaron
en manifiestos por la no explotación.
Retomando el asunto, las medias a largo plazo de que habla
Houtart se vuelven utópicas, son propuestas revolucionarias no insurrectas que
ponderan un cambio filosófico por la vía de la crítica y no desde la violencia
armada; comportan un ataque frontal al sistema capitalista.
La construcción de alternativas capaces de
caminar hacia la construcción, no sólo de sociedades democráticas y
equitativas, sino igualmente compatibles con la preservación de la vida en el
planeta, necesariamente tienen que ser anticapitalistas. (Lander, 2012, p. 1) .
No
obstante, siempre habrá reticencias a estas alternativas porque implican un
cambio en la matriz productiva, quizá esa fue la razón por la cual en años
anteriores las insurrección parece haber sido la vía más hacedera o quizá la
única para instaurar el cambio. “Las experiencias mostraban que la única vía
que admitía el capitalismo como opción para su destrucción era la
insurreccional" (Roitman,
2010, p. 38) , como
lo veremos a continuación.
La historia de los años anteriores al
siglo XXI, nos narra que las revoluciones de la izquierda por la reivindicación
de los derechos frente al poder capitalista se han asociado a la insurrección;
“el concepto de revolución se acuñó como
sinónimo de lucha armada y guerra justa contra el régimen opresor.” (Roitman,
2010, p. 37) y
claro vemos el caso de Cuba en América Latina, La Unión Soviética en Europa,
China en Asia que tras una serie de revueltas armadas, militarizadas, de
guerrillas cargabas fuertes motivaciones políticas respondiendo a la dinámica
de la luchas de clases por la vía armada han desestabilizado el poder de las
fauces del Capitalismo, si bien de tras de las armas había intelectuales, académicos, pensadores de ideas libertarias
que querían la justicia y la igualdad social, también hubo saldos alarmantes de
muerte. Pues parecía que el fin justificaba los medios y no había otra
alterativa para la toma del poder que el conflicto armado. Y cuando las
izquierdas habían llegado al poder las burguesías bajo la misma lógica intentan
retomar el poder, así por ejemplo tenemos el caso de Chile que una vez
instaurado el gobierno de Allende con ideas libertarias, justicia e igual, el
poder militar lo derroca para vivir largos años de macabra dictadura. “Las clases dominantes no se dejarían
arrebatar el poder político ni, menos aún, estarían dispuestas a perder su
capacidad de dominio en beneficio de las clases explotadas por un imperativo
legal”. (Roitman,
2010, p. 38)
Entonces los Estados que entraron en la lógica del capital y
pasaron a formar parte de la globalización, veían como sospechoso por no decir
como terrorismo, cualquier manifestación por la exigencia de los derechos, así
las mujeres que denuncian el la dominación patriarcal, los defensores de la
naturaleza, los jóvenes, las minorías de diversidad sexual no identificadas con
la heteronormartividad de la sociedad, los campesinos, y todo grupo
antisistémico, trae consigo y su manifestaciones el caos, por lo que están
asociados a la violencia, con lo cual el Estado tiene que intervenir mediante
la represión ya esta armada pero también con formas más sutiles pero no menos
violentas criminalizando así la opinión diversa
bajo y la disuasión y deslegitimación por la vía de los medios de
comunicación masiva y seguir proyectando la hegemonizarían de que se vive en el
mejor de los mundos. El capitalismo neoliberal y su ideología, la globalización,
han sido capaces de presentarse al mundo como la única alternativa, restando
legitimidad a cualquier opción transformadora que cuestione su propio
ordenamiento. El capitalismo, ajuicio de Pablo González Casanova (2004), está
herido de muerte por eso buscará
cualquier manera de subsistir.
El Buen Vivir
entonces se presenta como una propuesta no de insurrección, el Sumak Kawsay
propone una cultura de paz inspirada en los ciclos de la vida que no contemplan
la violencia y la destrucción. Se torna una propuesta revolucionaria totalmente
crítica al sistema.
CONCLUSIÓN
Podemos concluir diciendo que nuestro aporte fue percibir que, los
conocimientos de las cosmovisiones ancestrales, convergen de manera valiosa, en
la dialéctica de los conocimientos contextuales, del pueblo, con los
conocimientos eruditos, propios de la academia. Sólo desde este aporte de los
consensos humanos, del conocimiento como minga, es posible un conocimiento
radical, es decir, un conocimiento emancipador que en su construcción
transforma las relaciones de opresión, por el empoderamiento de los actores
sociales en la coherencia entre el pensamiento y la acción.
MAURICIO GUERA Y CHRISTIAN PALACIOS