miércoles, 31 de agosto de 2011

“Las cosas ya no son como antes…”


FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES


Muchas veces escuchamos que las cosas ya no son como antes, que antes todo era mejor, etc.  Ciertamente reconocemos que a los que somos de las nuevas generaciones estas expresiones nos causan cierta molestia, mas no la nostalgia de quienes las enuncian.  En el presente ensayo presentamos un análisis sucinto de esta realidad desde dos posiciones presentes en los contenidos de las lecturas enviadas para esta tarea.  En primer lugar, escribiremos desde la óptica de la generación de nuevos modelos identitarios.  En segundo lugar presentaremos la crisis de las metainstituciones (como el estado) y sus correspondientes consecuencias.  Finalmente creemos que los argumentos presentados para el análisis de las posturas del trabajo del Grupo doce y del de Maristela Svampa, son sus aportes en torno a este tema.

Parece bastante necesario recurrir a la historia para luego tratar de explicar esta situación de la generación de nuevas modalidades identitarias.  Pues sobre todo bajo la forma contemporánea de la sociedad salarial, fue como se resolvió, al menos temporariamente, el dilema de cómo crear un vínculo capaz de asegurar la cohesión social y la autonomía individual.  A esto último lo llamamos individuación positiva.  Lo cual no duró mucho, pues en los años 70 este sistema entró en crisis.  Obviamente los asalariados no estaban en igualdad de condiciones, lo cual generó pronto la individuación negativa.  Estamos hablando de la pérdida de garantías sociales, de aspiraciones y de acogida en las estructuras de la sociedad. Podríamos decir que el peso que exige esta individuación negativa crea una insatisfacción identitaria, que se convierte en el problema central del individuo moderno.  La individuación negativa y su correspondiente exclusión y presión ante los sujetos, ponen de manifiesto también cómo la postergación de la responsabilidad ilimitada del individuo puede reducir su capacidad de acción y derivar en impotencia  psíquica (malestar, estrés, depresión). Así, dependencia y depresión son las dos caras de la moneda del "individuo soberano".  Podríamos cerrar esta brevísima explicación diciendo que los cambios en las injustas estructuras generan des

                Las metainstituciones y sus herramientas de significación ya no significan nada.  Suena bastante cruel, pues aquí caben no solo el estado, sino otras estructuras como la Iglesia, entre otras.  Sus instituciones por lo tanto (las del estado) encargadas de reproducir subjetividades, no pueden cumplir con dicho cometido.  Pues el Estado como metainstitución ya no es la reguladora absoluta del significado y por lo tanto de los sujetos.  El mercado es ahora quien regula todo esto, pero no de la misma forma.  Pues no es un paso de regulación absoluta del estado a la regulación absoluta del mercado.  Es más bien un dominio del mercado en el cual no existe regulación absoluta.  Por lo tanto a éste  no le interesa articular sentidos a las instituciones sobre las cuales tiene el dominio, ni sobre la identidad de sus individuos.  Lo que le interesa es expandir la red mediante sus nodos, por los cuales impera la desregularización y el caos –como contrario a cosmos-.  Así cerramos diciendo que las subjetividades se disparan, por lo cual estamos llamados a fijar reglamentaciones contextuales, que nos permitan vivir y habitar por lo menos, con algunos mínimos, con lo anterior parece que estamos parafraseando a Adela Cortina con su libro Ética Mínima.


lunes, 22 de agosto de 2011

Relación entre los jóvenes y los adultos!!!

Teniendo en cuenta el concepto de cultura prefigurativa de Margaret Mead (explicado en el texto de Jesús Barbero) –según el cual la autoridad de los adultos tiende a diluirse a favor de relaciones más igualitarias o simétricas entre jóvenes y adultos- y el pasaje del pacto al contrato del que habla Giberti y las anotaciones contenidas en el texto de Dutschatzky , analice las relaciones entre jóvenes y adultos en el contexto en el que vive y diga si estos conceptos y anotaciones son útiles para explicarlo, y por qué. Si no son útiles explique por qué. Hágalo en un texto de hasta 5000 caracteres. 

            Trabajo a diario como profesor de adolescentes del Colegio La Salle, y cada vez soy más consciente de las diferentes realidades que viven los jóvenes en sus inter-relaciones.  No es muy difícil caer en la cuente que, el círculo sociabilizador de referencia, transmisor de valores y tradiciones culturales, no es la familia.  Por lo tanto, aquellas figuras de autoridad, promotoras de las relaciones verticales, tan ansiadas por algunos, carecen de fuerza en la educación de las nuevas generaciones.  Éstas relaciones, practicadas en la anterioridad por los abuelos, luego por los padres, son hoy reemplazadas por parte de los pares.  De ahí que no podríamos decir que esta mutación, que aumenta el valor de las relaciones horizontales,  señala nada más “un cambio de viejos contenidos en nuevas formas”[1], sino que denota un cambio en la naturaleza del proceso: “la aparición de una “comunidad mundial” en la que hombres de tradiciones culturales muy diversas emigran en el tiempo, inmigrantes que llegan a una nueva era desde temporalidades muy diversas, pero todos compartiendo las mismas leyendas y sin modelos para el futuro.”[2]

Es fácilmente perceptible el fenómeno antes expresado, pero también observamos a simple vista el conjunto de actitudes en las que los jóvenes miran y tratan de relacionarse con los adultos como si éstos fueran sus pares.  No es nuestro objetivo moralizar esta denotación, mas sí referirnos a las reacciones observadas.  A los adultos del medio; profesores y autoridades, definitivamente crea cierto desconcierto, pues en muchas ocasiones se las aprecia como faltas de respeto, o como muestras de “mala educación en el hogar”.   Pero talvez este fenómeno no es más que una de las consecuencias de la disolución de las murallas que separaban el mundo de los adultos, del mundo de los jóvenes, por medios como la televisión.

“…la aparición de una “comunidad mundial” en la que hombres de tradiciones culturales muy diversas emigran en el tiempo, inmigrantes que llegan a una nueva era desde temporalidades muy diversas, pero todos compartiendo las mismas leyendas y sin modelos para el futuro. la aparición de una “comunidad mundial” en la que hombres de tradiciones culturales muy diversas emigran en el tiempo, inmigrantes que llegan a una nueva era desde temporalidades muy diversas, pero todos compartiendo las mismas leyendas y sin modelos para el futuro.”[3]



El asunto no radica en que la televisión muestra contenidos inapropiados para los niños y los jóvenes, sino en que éstos (los niños y jóvenes) pueden observar en acción a los adultos, más allá de sus discursos moralizantes y de aquellos “creadores del orden y de la paz  de la sociedad”.  La visión de los adultos que tienen los niños de hoy, dificilmente puede ser manipulada como en antaño, con la creación de libros para niños en las cuales los adultos y ancianos eran siempre los sabios.  Ahora, mediante la televisión y otros medios de comunicación a los cuales tienen acceso los niños y jóvenes de mi Unidad Educativa, ellos y ellas han caído en la cuenta, que no todos los ancianos son sabios y que no todos los adultos son responsables.  Podríamos hablar también de gran diversidad y heterogeneidad, como cuando hablamos de juventudes.

Hablemos ahora del paso del pacto al contrato intergeneracional.  No estamos hablando únincamente de su mutación semántica y ligüística sino del cambio en el plano empírico.  Ya que he observado en muchas ocasiones que las diferencias que marcan a los dos grupos (adultos y jóvenes) del colegio, no son siempre verticales en cuanto a la dinámica generacional. Sí en otros aspectos, como el de heterogeneidad axiológica y conceptual, pero que por parte de los jóvenes no son siempre percibidas como frenos para dejar de expresar su opinió o incluso para no levantar su voz frente a actos de injusticia.  Ellos y ellas se sienten el día de hoy en igualdad de derechos y condiciones como para manifestarse en el grupo y hacerse oir.  Así ha dejado de ser un pacto, en el que uno es preeminente al otro, y a pasado a ser un contrato, en el que todos los implicados participan en igualdad de condiciones.

Considero útiles estas anotaciones para explicar mi vivencia pues, además de haberme ayudado a mirar de otra manera este asunto, me ha dado nuevos conocimientos sociológicos y antropológicos que me permiten fundamentar teóricamente “la desazón de los sentidos de la juventud donde con más fuerza se expresa hoy el estremecimiento de nuestro cambio de época.”[4]  Finalizo este ensayo diciendo que el cambio de nuestra época cuestiona incluso la dimensión o el concepto de lo intergeneracional, pues depende del reconocimiento del pacto histórico, pero los jóvenes y los padres han modificado o deslizado los ejes del pacto.[5]  He ahí la clave valiosa de los dos textos para ubicarnos en este piso que es líquido, como la modernidad de Bauman.


[1] Barbero, Jesús Martín, Jóvenes: comunicación e identidad, Pensar Iberoamérica, OEI, Número 0, 2007
[2] Idem.
[3] J. Meyrowitz, No Sense of Place,p. 447, University of New Hamsphire,1992, en Idem.
[4] Op. Cit., Barbero, Jesús Martín.
[5] Giberti, Eva, Pacto y Contrato, 2007, pág 1.