domingo, 31 de marzo de 2013

EL BIEN ES MAYORÍA Y ES RADICAL.


El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso -una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que construyen la vida. Diría mi madre: Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio.
(Facundo Cabral)

            Considero que éstas son palabras de esperanza, y que más allá del toque cómico que tienen, nos muestran que aún hay razones para seguir luchando, que no todo está perdido, o que mejor dicho, lo que se ha perdido es muy poco.  Probablemente algunos piensen que tanto el fallecido Facundo Cabral como yo estamos equivocados, y que la gente buena, así como las cosas buenas que pasan son muy pocas.  Esta visión negativa del mundo se debe seguramente al ataque de los medios de comunicación, que resaltan “las bombas” que ya de por sí causan ruido y destrucción, por sobre las incontable y melódicas caricias constructoras de un mundo humano y solidario, llamado Reinado de Dios, que ya está presente entre nosotros, irrumpiendo cada día más, pero que aún le hace falta realizarse por completo con el aporte de cada caricia nuestra.

            Hablaremos entonces de la Vida, de lo que probablemente no hablan los Medios de comunicación, porque no les da ningún rédito económico como contar un desliz de algún sacerdote aquí o allá. Hablaremos de la resurrección, de la que seguimos celebrando hoy, de la nueva Vida de Jesús, y en Él la de todas y todos nosotros. Hablamos del hombre que le dio sentido a su vida siendo el anuncio viviente de la Esperanza, de la justicia y del amor, en definitiva del Reino de Dios.  Hemos escuchado que Jesús dio su vida por nosotros, pero a veces nos hemos olvidado que  esto no fue solamente en el momento de la cruz, sino en el día a día, en cada caricia, en cada gesto de amor y de compasión hacia los excluidos, alejados, especialmente hacia los que no tenían reconocimiento ni valor alguno en aquella adultocéntrica y patriarcal sociedad: los niños, las mujeres, los extranjeros y los enfermos, etc.  Más importante aún es reconocer que lo anterior no fue solo un grupo de buenas acciones, o de actos de piedad, sino un conjunto de expresiones de resistencia y de revolución ante el sistema, porque Jesús viola e incita a violar lo establecido si esto va en contra de la vida digna.  Había la prohibición explícita de acercarse a los leprosos, a los extranjeros, o a las mujeres, porque supuestamente Dios lo quería así.  La ley ha sido hecha para el servicio del ser humano, mas no el ser humano para ser esclavo de la ley.  El mensaje de Jesús, no es ni piadoso, ni tibio, sino radical; “No piensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra.”  (Mateo 10,34-11.1)  Obviamente el objetivo no es causar conflicto porque sí, sino defender la justicia, la ética, y la vida de los más pequeños, aunque esto ocasione dificultades y problemas. 
            El mensaje de Jesús es radical por tres razones principales, y por las que creo que todas y todos estamos llamados a caminar hacia esa radicalidad:  La primera, porque sus palabras no son como las de los sabios de la religión de su época, es decir, Jesús sí cumplía con lo que decía.  De ahí que su radicalidad y fidelidad al mensaje revolucionario del Reino le permitió sostenerse junto a los pobres y excluidos y por lo tanto en contra de los ricos, poderosos e injustos de la política y de la religión, aunque éstos lo maten para callarlo y controlar al pueblo.  Recordemos el relato de la Liturgia del Domingo de Ramos, en el que el pueblo le proclama su Rey.  De ninguna manera es éste un hecho aislado y exclusivamente religioso, es un acontecimiento político, en el que los Anawin o los pobres de YHVH, expresan mediante muchos símbolos de su época, que su máxima autoridad no es ni el Sumo Sacerdote judío, ni el Emperador Romano, sino aquel que con su coherencia, radicalidad, ternura y compasión les ha devuelto la dignidad de seres humanos y más importante aún, la de hijos e hijas predilectas de Dios. Así queremos decir que Jesús se mantiene firme, junto a su pueblo, incluso en Jerusalén, donde está el centro del poder político y religioso.  No huye, y aunque lo matan, sigue afirmando que Dios no está de acuerdo con las leyes injustas de los religiosos de su época, ni con la opresión del poder del César.  Hubiese sido fácil para él huir, hacerse a un lado, quedarse callado ante las injusticias de los judíos y de los romanos, o simplemente nunca ingresar a Jerusalén identificándose como un caudillo de su pueblo, sino quedarse tranquilo en Galilea, mientras a los pobres y a los débiles los siguen agrediendo sin que siquiera éstos se den cuenta. En últimas, el pueblo ya estaba acostumbrado a sufrir.  Aquí quiero recalcar que erróneamente dicen por ahí, que a Jesús el mismo pueblo que lo proclama rey lo traiciona y lo mata.  Esto no es verdad.  Jon Sobrino, Teólogo de la liberación, ve en el relato de Lucas en el que el pueblo pobre, luego de la crucifixión de Jesús, baja dándose golpes de pecho, expresión de dolor, de quien ha reconocido su impotencia ante una injusticia cometida, el signo de desacuerdo del pueblo sencillo con la decisión impuesta por parte de los poderosos, quienes maquinaron en la oscuridad y en el desconcierto de las vísperas de la pascua judía, la muerte del que les incomodaba con la verdad.
            En segundo lugar, Jesús es un hombre radical porque es un crítico que les enseña a los más débiles y despreciados a reconocer que su situación no es así por un golpe de suerte, o de mala suerte, ni porque Dios lo quiera así, sino porque los hombres poderosos, machistas, excluyentes y fanáticos lo querían así, porque les convenía.  Entonces les enseña que la situación no tiene que ser así para siempre, y que ellos, junto a él, pueden luchar para que esto deje de ser así.  De tal manera que su lucha por medio de las parábolas, sus armas de combate hacia los fariseos, se llevaron a cabo delante del pueblo.  Porque su objetivo era desacreditar a los Fariseos y enseñarle al pueblo que mientras los religiosos exigen y oprimen, mirándoles hasta la paja más pequeña en sus ojos, éstos no son capaces de mirar ni las vigas gigantes que tienen en los suyos.  Así cuando cura a los leprosos o a la mujer hemorroisa, lo hace en público, diciendo que sus pecados les son perdonados, es decir que Dios está de acuerdo en que ellos regresen al pueblo que siempre fue suyo, del cual les desterraron los dueños del dinero, del poder y de la religión, mas no su Dios que es su Padre y su Madre por siempre.

            Finalmente es un hombre radical porque construye junto a su pueblo la esperanza.  El Reino ya está entre nosotros… El Espíritu del Señor está sobre mí y me ha ungido para llevar libertad a los cautivos, vista a los ciegos, fortaleza y libertad a los oprimidos.  ¿Quién es mi Madre y mis Hermanos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre?  Dejen que los niños vengan a mí.  Tengan fe como un grano de mostaza, que aunque es el más pequeño, crece entre los más grandes.  Incluso después de su muerte en cruz, la cual solo se aplicaba a los rebeldes contra el sistema Romano, y no a los simples ladrones o agitadores, nos enseña que con su Nueva Vida Dios se ha rebelado.  Que el Padre se ha cansado que siempre ganen los poderosos, atropellando a los más pequeños y débiles.  Por eso decide Resucitarlo, y con Él y en Él, a todos los asesinados y oprimidos de la historia, que han luchado por un mundo mejor, El Reino de Dios.

domingo, 10 de marzo de 2013

Pedagogía crítica en Ecuador

   Después de leer y re-leer, descubro cada día como Sócrates que solo sé que nada sé.  Aunque esto puede sonar a una proclama de humildad, también lo digo con cierto orgullo:  "Yo por lo menos sé que nada sé, cuando el resto de la gente ni siquiera sabe que no sabe nada."  Las redes macroeconómicas tienen funcionamientos ínter-retro-relacionados, que afectan a todo el globo, mientras un grupo mucho más pequeño en número, pero con pretensiones de validez planetarias, buscamos entender los procesos para  resistir antes ellos y ser capaces de proponer alternativas diferentes pero reales.

   Por muchos años nos han dicho, casi mitológicamente, que la educación es la principal herramienta para transformar el país y salir del subdesarrollo.  Ahora sabemos que no es así, por muchas razones.  La primera es que la educación, así en abstracto, no existe.  Habría que preguntarnos a qué tipo de educación nos estamos refiriendo.  Y la segunda es que los sistemas de educación formal solo son una parte pequeña de los aprendizajes significativos de las nuevas y antiguas generaciones.  La educación escolar puede decir y ejecutar planes maravillosos, pero si la sociedad bombardea por medio de los mass media y la familia otro montón de perversidades, los resultados serán otros.  No es un búnker la escuela, está integrada completamente a la construcción de ciudadanía y del planeta.  Está dirigida y ejecutada por personas que forman parte de él.
    De ninguna manera la educación tradicional, bancaria, es una herramienta transformadora.  Sí es una herramienta, pero para reproducir las estructuras hegemónicas y mantener las jerarquías sociales, religiosas y económicas tal y como están, es decir, de acuerdo a la conveniencia de los que se encuentran arriba.  Para mantener este tipo de educación se invoca al dios eurocéntrico, a la axiología conservadora, y se sugieren todo tipo de formas veterotestamentarias para adiestrar a las nuevas generaciones, quienes en su gran mayoría, se resisten ante ellas y encuentran siempre estrategias para sublevarse ante el poder, incluso aparentando superficialmente aceptar las normas que en nada les llegan, ni les forman.  

    Claro está que unos pocos sí se apegaron a los valores tradicionales de verdad, alienándose, y convenciéndose que esa es la manera correcta de vivir y hacia donde todos deberíamos caminar.  En resumen, estos pocos han aprendido a trabajar más, para ganar más, e hipotéticamente así salir de la pobreza y acercarse a ser como los ricos.  Probablemente estos pocos sean los que accedieron a las escasísimas gerencias disponibles solo para los que estuvieron dispuestos a ganarse el puesto, aguantándose todo tipo de normas y malos tratos, para no ser más que un objeto -de lujo- de la gran maquinaria global-depredadora.

     Al sistema le sirve esta gente, porque son la muestra de lo que "tú podrías llegar a ser si aprendes a obedecerle", "si no te metes a denunciar lo que no te importa y vives tú vida".  De esta manera mantienen el poder mediante la ideología alienante de la obediencia a los superiores.  Donde es mejor quedarse callado si quieres mantener al menos el puesto que tienes y mucho más si quieres escalar y superarte en la vida.  

     Pero también le sirven al sistema los que aparentemente no se acoplan a él y no aceptan ningún tipo de normas.   Les toca resignarse a ser mal ejemplo para las generaciones más jóvenes, conformándose a ser siempre mediocres, poniéndose máscaras de obediencia durante todo el  sistema escolar sin aprender ni siquiera a obedecer, pero tampoco el por qué de su no obedecer.  No se dan cuenta del por qué de su intrínseco rechazo humano a la alienación a la obediencia ciega de las normas, y eso es justamente porque ya están alienados por el macro-consumo global, porque sin serlo, se creen parte de las élites que pueden hacer lo que les de la gana sin consecuencia alguna, como la tv o los medios de comunicación presentan a los artistas en sus super autos, llenos de dinero, repletos de estupefacientes,  de problemas de violencia, y sin ninguna consecuencia negativa.  

     La verdad en el presente y en el futuro para los que no cumplen ninguna norma y no tienen ningún por qué para vivir no es esa.  Los ciudadanos comunes y corrientes que se extralimitan en gozos y rupturas de las normas sufren consecuencias funestas, serán siempre esclavos del sistema, pues tarde o temprano les tocará "asentar cabeza" y finalmente aprender a obedecer, resignándose a hacer las tareas que los de arriba no las quieren hacer, por salarios de miseria, o a ser visitantes frecuentes de las prisiones del estado y de sus fronteras.


    Las maestras y maestros somos los amortiguadores que soportamos el peso de todos estos avatares y sacudones sociales.  Por un lado nos aplasta la presión de lo que vemos: el sistema tradicional NO VA MÁS entre nuestros chicos, que mientras más intentamos imponerlo más rechazo recibimos; en cambio por el otro lado de la presión, recibimos el peso de lo que la sociedad exige de nosotros: que sembremos valores, es decir, los tradicionales, que les enseñemos a los chicos lo que les va a servir para salir de la pobreza, etc.  Pero esto no es todo.  También sufrimos las tensiones entre lo que quisiéramos hacer de acuerdo a las realidades muchas veces tristes de nuestros amados estudiantes, y lo que los planes del currículum supuestamente crítico nos exige.  Las tensiones entre lo que quisiéramos hacer extra clase por los problemas de los jóvenes y las jóvenes y las interminables horas de clase que nos ponen encima.  La creatividad que queremos emplear para mediar contenidos y destrezas y las dificultades y obligaciones sociales a las que nos recluyen salarios tan míseros.

   La paradoja de ser maestro es tenaz, puesto que supuestamente somos los encargados de lo más importante de la sociedad, pero no nos dan pragmáticamente esa importancia. Nuestras facultades de educación son poco serias, la gente que aspira a ellas no aspira a ellas, a veces no les queda otra opción, no nos enseñan a entender los problemas críticamente, y en el contexto, mucho menos con rigor científico, nos enseñan a cortar fomix para sostener didácticamente lo que epistemológicamente es insostenible.  Los sueldos son tan malos que contrarios a nuestros principios y necesidades humanas, tenemos que trabajar extralimitadamente con el tiempo tan escaso que solo nos resta adiestrar a nuestros estudiantes para que no nos molesten mucho.

     Los maestros deberíamos ser intelectuales siguiendo a Giroux, es decir científicos de la educación con todas las bases epistemológicas sociales, culturales y diría yo, hasta espirituales para ello; pensar el proceso educativo social más allá del modelo global capitalista.  Ahí sí hablamos de pedagogía crítica. Pero, ¿contamos con los recursos reales para eso? No estamos exigiendo que se cambie todo de la noche a la mañana, ni que primero haya las condiciones necesarias para poder ejecutarlas nosotros.

      Creemos que es un proceso del día a día, de todos, para que el país sea de todos, pero creemos que el primer paso es analizar críticamente la realidad, con procesos democráticos de indagación y de construcción.  Saber cada agente del proceso educativo en qué terreno pisamos, para construir juntos, democráticamente las estrategias críticas para caminar por rutas alternativas. Pensar la educación con fines democráticos, e incluso hablar a cerca de la democracia, como diría Apple, no garantiza que el proceso sea democrático, puede seguir siendo jerárquico y perderse del enriquecimiento de los diferentes, de los saberes ancestrales, de la sabiduría de la gente de verdad. En definitiva, los maestros pedimos ser parte, junto a muchos otros sujetos, de la construcción de caminos educativos con instrumentos y formas democráticas, en condiciones de igualdad y de dignidad, solo así podemos seguir avanzando patria.

viernes, 8 de marzo de 2013

Aporte de la Pedagogía Crítica: en ciudadanía, y derechos humanos, al paradigma del Buen Vivir


“Una ciudadanía planetaria es en esencia una ciudadanía integral, por lo tanto, una ciudadanía activa y plena no solamente en los derechos sociales, políticos, culturales e institucionales, pero también económico-financieros.” (Gadotti)

            Criticar desde la educación el modelo globalizador, considerado por los neoliberales como la única y absoluta opción hacia la cual seguir caminando inevitablemente, ha sido el gran aporte de los debates suscitados por la pedagogía crítica, especialmente en torno a los temas de ciudadanía y derechos humanos.  El presente estudio además de reconocer estas contribuciones, busca problematizar de qué forma las mismas, pueden aportar dialécticamente al paradigma alternativo del Buen Vivir.

Iniciamos nuestro análisis teórico presentando sucintamente una síntesis de la pedagogía crítica, tanto histórica como epistemológicamente.  De esta forma pretendemos sentar bases sólidas de una categoría transversal en nuestro estudio.  En segundo lugar mostramos los debates propiciados por la pedagogía crítica en torno a los temas de ciudadanía y derechos humanos. La pedagogía crítica busca desde dichas problematizaciones, dar a entender la dimensión política  de la educación, donde su mensaje liberador propugna la toma de conciencia del sujeto de la raíz de la cual nace su condición de oprimido. Finalmente, y como preludio a lo que esperamos sea nuestra contribución con este estudio, presentamos algunas ideas relevantes en torno al aporte del paradigma alternativo del Buen Vivir a la humanidad y al proceso planetario mismo.

Para hablar de pedagogía crítica, creemos necesario mencionar primero los antecedentes epistemológicos, es decir, los trabajos de los teóricos de la escuela de Frankfurt; Horkheimer, Marcuse, Adorno, Habermas, entre otros.  Quienes en su análisis, sostienen que la profundidad y extensión de la dominación podían ser abiertas a la modificación y transformación sólo a través de la comprensión dialéctica entre el individuo y la sociedad.  Entonces se analiza la ideología de dominación presente detrás de los conceptos de neutralidad y apoliticidad en la ciencia y técnica positivistas.  La cultura está impregnada de procesos específicos que envuelven relaciones antagónicas vividas entre diferentes grupos socioeconómicos con desigual acceso a los medios de poder y a una resultante desigual habilidad de producir, distribuir y legitimar sus principios compartidos y sus experiencias. De esta manera la pedagogía crítica aborda la escuela, como parte de la cultura, y junto con los estudios de Althusser entiende la vida en las escuelas como parte del aparato ideológico del estado, capaz de reproducir la ideología dominante en la sociedad a través de los estudiantes.  El segundo punto es la relación entre el currículum oculto y el control social.  La pedagogía crítica analiza este aspecto de manera contraria a la educación tradicional que le da primacía a la formulación de objetivos en lugar de reconocer que todo aquello que transmite y acompaña al conocimiento, dentro de las escuelas y la cultura, en sus distintas formas, reproduce los intereses de clase, las jerarquías, y permite el control social.  Para esto se apoya la pedagogía crítica en los trabajos de Foucault, pues las relaciones de poder se reproducen incluso mediante la infraestructura, y los mecanismos de control implícitos de cada cultura.  En tercer lugar nos referimos a la relación entre socialización y reproducción de clase, género y desigualdades sociales, que es ignorada debido a la preocupación por encontrar formas de enseñar un conocimiento que en gran parte es predefinido y que, por lo tanto, se cierra al  conocimiento necesario para la sociedad, la escuela o sitio social inscrito en relaciones de poder específicas.  Concluimos parafraseando a Marcuse, para quien la tesis central de la pedagogía crítica, no es un análisis pesimista de la sociedad y sus múltiples relaciones, sino el estudio necesario de las mismas para poder generar un cambio y construir procesos alternativos de humanidad (Giroux, 2004).

Aquella concepción educativa que entiende a las escuelas como instituciones neutrales diseñadas para suministrar a los estudiantes el conocimiento y las habilidades que necesitan para desempeñarse exitosamente en la sociedad, permitió que la estructura y la ideología de la sociedad dominante sean interpretadas aproblemáticamente, incluso sin cuestionar la gran relación existente entre las escuelas y el orden industrial u otras relaciones más obvias como entre escuela y ciudad.  Es ineludible reconocer que la escuela no está de ninguna forma aislada, es parte de universos más grandes, y en este caso, siguiendo a Freire diremos que la misma ciudad es educadora, por lo tanto de ésta depende la escuela. (Freire, Paulo, Política y Educación, Siglo XXI, 2000, pág. 19.) No podemos dejar de reconocer que si bien es cierto que la escuela depende de las construcciones sociales y políticas de la ciudad, esta última también depende del accionar de los agentes político-educativos de la escuela.  Justamente allí esta la esperanza, de una educación crítica, que busca resistir y construir nuevas ciudadanías mentales, políticas e incluso físicas.

El concepto de ciudadanía es un término de creación moderna por el cual se reconoce a un individuo en su relación con la colectividad y con las obligaciones que el estado tiene con el individuo como los deberes para con el estado, Ansión et. al.(2007) citando a Siniezo López (1997), “La ciudadanía implica un sentido de pertenencia y membrecía a una determinada comunidad política entre cuyos miembros se establecen relaciones de interdependencia, responsabilidad, solidaridad y lealtad” (p. 51). Bajo la ingenuidad del concepto moderno de ciudadanía, se ha caído e interpretado este concepto como chovinismo, es decir un patriotismo patológico que ha llevado a la humanidad al odio del otro, al punto de llegar a crear una tecnología demasiado sofisticada al servicio del genocidio, tal es el caso de las últimas guerras mundiales. Hoy se trata de rediseñar en el concepto de ciudadanía, acercándonos a una conciencia planetaria en donde el objetivo sea la apropiación del otro, porque he sido educado con otro, por el otro; la ciudadanía consiste en disponerse a ser receptivo a las vicisitudes de los otros, ya no solamente es mi realidad lo que a mí me afecta sino el bienestar colectivo de los que vivimos en este planeta.
           
Según Michel Apple (1999), las escuelas democráticas como la democracia misma no se producen por casualidad.  Se derivan de intentos explícitos de los educadores de poner en vigor las disposiciones y oportunidades que darán vida a la democracia.  Explicaremos lo anterior desde dos puntos de vista: el primero es la creación de estructuras y procesos democráticos dentro de las escuelas.  El otro es la creación democrática de un currículum que aporte experiencias de ciudadanía.  En el primer caso se elabora una crítica que fundamenta la participación ciudadana democrática en la escuela por parte de todos los agentes del proceso educativo, no limitando la participación ciudadana a la representatividad de uno o dos estudiantes en las decisiones ya tomadas por parte de los directivos.  Así mismo se analiza la poca democracia existente en las políticas educativas tomadas por parte de los gobiernos, incluso  en torno a temas de reflexión democrática.  La educación ciudadana y crítica debe ser democrática en todos los niveles del sistema educativo, para poder estar a la altura de las relaciones de poder contra las que se resiste.  Así damos paso al segundo tópico, el de los curricula ocultos, que se refiere a aquellos contenidos y sobre todo a aquellas formas y estructuras que dentro del aula de clase, o de la misma escuela, que reproducen aquellos esquemas de acuerdo a los intereses de poder de aquellos que los organizan y tienen mayor poder.

La educación en derechos humanos se vuelve una educación política por cuanto el sujeto toma conciencia de la raíz de la cual nace su condición de oprimido. La educación en derechos humanos hace que la persona no solo se llene de conocimientos sino también reconozca la relación existente entre el proceso del aprendizaje y el uso social del conocimiento.  Así en el marco de la pedagogía crítica esta educación se preocupa por los vulnerados a causa de la reproducción de la injusticias sociales propiciada por el sistema de producción sostenida en la idea de progreso; de esta manera el objetivo de la educación en el marco de la pedagogía crítica se centra en observar las estructuras de poder que se generan dentro y fuera del sistema educativo. El educador crítico en derechos humanos, nos dice el autor en mención, debe ser capaz de entender y analizar cómo el componente de poder de la educación funciona e interactúa con el currículo, puesto que el diseño curricular muchas en la mayoría de los casos responde a los requerimientos de los grupos de poder de la sociedad y por lo tanto se ven alterados y vulnerados en la mayoría de los casos los derechos humanos. Para Magendzo (2005) el centro de esta reflexión y práctica consiste en que las personas elijan cómo y qué aprender y esto se da gracias a que posee perspectivas críticas, pero sería  una ingenuidad hacer únicamente una crítica de los sistemas de dominación abierta o encubierta,  lo importante también está en comprender los subyacentes conceptuales que la originan y orientan. Un último punto que queremos mencionar es que la educación en derechos humanos en el marco de la pedagogía crítica invita a no olvidar la historia especialmente aquella asociada las vivencia de los derechos humanos como las luchas sociales por la reivindicación de los mismos y el campo ganado en lo referente a declaraciones, tratados e instituciones encargadas de velar por ellos. Magendzo (2005)

Entendemos el buen vivir como “.. un proceso en construcción y reconstrucción que encierra procesos histórico-sociales de pueblos marginados históricamente.” Además, se presenta como una alternativa al modelo hegemónico del desarrollo, que cuestiona críticamente los fundamentos de una cultura global depredadora tanto epistemológicamente como en la praxis.  El buen vivir  surge como una propuesta crítica desde la periferia, tanto geográfica, como política y “académicamente, pues aquellos que desde la larga noche colonial fueron exiliados de lo que ancestralmente fue suyo, son los que escuchan el clamor de sus hermanas y hermanos, el de la Pacha mama, y se interesan ahora por resistir con firmeza a la vorágine globalizadora-capitalista.  Las bases del desarrollo son cuestionadas incluso, cuando  la razón instrumental –logos occidental- , ha dejado de ser entendida como la fuente absoluta y única para acceder al conocimiento, cuando se ha criticado al positivismo y a su supuesta objetividad y neutralidad científico-política, cuando hemos entendido que los privilegios que nos concede la técnica no son democratizados en igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos del mundo, sino que todo lo anterior está intencionalmente organizado para mantener el poder y finalmente los recursos entre las estructuras que a lo largo de la historia albergaron solamente a los que están arriba.  “El sumak kawsay aparece anclado en el legado histórico de los pueblos andinos, en sus prácticas cotidianas, en su sabiduría práctica.  Se nutre de los aprendizajes, de las experiencias y de los conocimientos de las comunidades indígenas”, que como dijimos anteriormente, fueron relegadas, consideradas de menor valor, solamente folklóricas, pero que hoy, en sus procesos de resistencia, se siguen construyendo y reconstruyendo para proponernos caminos hacia nuevos proceso planetarios, reconociendo que su sabiduría tiene un vasto valor, que les ha permitido mantener equilibrios holísticos y solidarios, generadores de vida, y de comunidad, mientras que el dualismo occidental ha carecido de todo esto, con todas sus pretensiones de validez racionales (Acosta, 2012).
           
            Podríamos concluir diciendo que tanto la pedagogía crítica, en los temas que abordamos: ciudadanía y derechos humanos, como el paradigma Sumak Kawsay, convergen dialécticamente en varios puntos importantes.  Por un lado, ambos se presentan como una crítica al sistema global neoliberal-capitalista.  Por otro lado, ambos reconocen que las estructuras positivistas, racionalistas, cientificistas que se reproducen culturalmente en la sociedad y en la escuela pertenecientes a este paradigma, tienen grandes limitantes, por las dicotomías y exclusiones que ellas ocasionan.  Entonces bien, tanto a la pedagogía crítica, como al buen vivir, además de importarles la crítica a todo este modelo deficiente, proponen caminos de salida alternativos, más humanos y solidarios, coperativos, tiernos, holísticos y de acogida hacia los más débiles.  Eh ahí su más importante relación para el tema que nos compete en esta investigación, y es justamente hacia allá, por donde queremos caminar contribuir con la problematización teórica sobre la convergencia entre estos dos temas de crítica y aporte alternativos.