domingo, 22 de julio de 2012

“Nada hay mas importante que la educación de la niñez y la juventud, porque de ella depende toda la vida.” Juan Martín Moye



                  Mirar con nostalgia hacia atrás procurando que los jóvenes y las realidades de hoy sean como fuimos en el ayer es tiempo perdido, y a la vez una injusticia.  Es tiempo perdido porque queramos o no, todos estamos en constantes cambios acelerados, y nunca vamos a regresar al ayer.  Ahora bien, es una injusticia porque, aunque los cambios desestabilizan todas las instancias de la vida social, entre ellas a la familia, a la Iglesia y a la escuela creándonos confusión, también es cierto que estos mismos cambios traen consigo una infinidad de mejoras, de retos y de nuevos valores que emergen globalmente en la modernidad líquida que estamos viviendo, y que por lo tanto son también soplos del Espíritu que renuevan constantemente la faz de la Tierra.
                  Si por un lado decimos que los jóvenes de hoy en día son diferentes entre sí, diferentes a las anteriores y que no vivencian los valores tradicionales, debemos decir también que por otro lado muchas “juventudes” muestran una sensibilidad y respeto admirables frente a la ecología, a la equidad de género, a la pluralidad cultural-étnica, a las diferentes opciones sexuales, al valor del individuo como sujeto de derechos y de decisiones, etc.  Esto nos muestra que hablar de ausencia de valores entre los jóvenes es un error.  Más bien el imperativo y el camino para los procesos educativos actuales es el diálogo, el consenso, la ética mínima, para que todos nos permitamos inter-relacionarnos con humildad y aprender en la diferencia.  Pues a los que hemos vivido un poco más nos hace falta también aprender.  Entonces nos apoyamos en nuestra sabiduría ancestral para invitar a todos los miembros de la Unidad Educativa a ABRIRSE AL DIÁLOGO, A APRENDER Y SENSIBILIZARSE JUNTO AL OTRO, A SENTIRSE PARTE DE UN MISMO PROYECTO. Pues desde la perspectiva andina no existen dualismos ni divisiones infranqueables, sino coexistencia de los distintos o contrarios aportándose mutuamente: Sol-Luna o Inti-Killa, Pachacamack-Pachamama o Dios Padre y Madre, Anciano-joven o Huayna-Machu, Hombre-Mujer o Kgari-Warmi.  Solo de esta manera se mantiene el equilibrio y se genera vida entre todos los hijos e hijas de la Madre Tierra (SUMAKAUSAY).
                  Con este presupuesto la UELI-Q les da a todas y a todos la bienvenida a un año de nuevas luchas y de construcciones, de sueños solidarios, humanos y cristianos.  Pues creemos que es el momento de aprovechar las nuevas sensibilidades y valores de nuestros estudiantes, para llevar a cabo procesos de enseñanza-aprendizaje mutuos, nuevos proyectos pedagógicos que generen vida en armonía para nosotros y para los demás. De esta manera, las autoridades y docentes estamos abiertos a aprender con criticidad las novedades que nos aportan nuestros chicos.  Pero a la vez preparados con profesionalidad y mística a compartir nuestros valores ancestrales, familiares y espirituales y nuestros altos conocimientos académicos con los jóvenes que nos son confiados por Dios y sus padres. Pues queremos que juntos, como UELI-Q, asumamos en solidaridad y sin miedo los nuevos retos y oportunidades que nos exigen: nuestro sistema Educativo, la sociedad y el Planeta, y a través de ellos nuestro Dios que es Padre y Madre, de justicia, liberación y ternura.