miércoles, 3 de octubre de 2012

Patriotismo hoy???


Triunfaron las armas nacionales comandadas por García Moreno, quien tomó a su cargo la defensa de la integridad territorial contra la invasión peruana secundada traidoramente por el General Guillermo Franco. El día 24 de septiembre de 1860, al culminar con la toma de Guayaquil, una de las más brillantes y notables campañas de la historia ecuatoriana, que restauró la unidad nacional, la independencia y el honor de la República.
 
A raíz de aquella gloriosa gesta militar, García Moreno decretó el 26 de septiembre de 1860, el uso de la Bandera Tricolor como símbolo oficial y sagrado de la patria, pues hechos de esta naturaleza deben vivir en la memoria de los ecuatorianos, para mantener latente el fuego del patriotismo y los sentimientos de unidad entre todas las regiones de la patria.  Entonces el Congreso Nacional acuerda, colocar a su nombre una placa conmemorativa del mismo hecho histórico en el monumento que la gratitud del Ecuador erigirá a García Moreno en Guayaquil.  Además declara el 26 de septiembre de cada año como Día de la bandera nacional, debiendo izarse obligatoriamente ésta, tanto en los edificios públicos como en los particulares.

Estimadas compañeras y compañeros, y todos quienes hacemos el país y la Unidad Educativa:
El día de hoy conmemoramos un año más de una gloriosa gesta patriótica, pero para la mayoría de nosotros, ya en la práctica, es otro día más.  Por esta razón, en este momento no analizaremos lo importante de este día cívico, ni tampoco compartiremos con ustedes una melancólica reflexión, de cómo deberíamos ser los estudiantes de nuestra patria, o de qué es lo que deberíamos sentir, o del cómo actuaban los estudiantes de nuestra Institución años atrás.  Analizaremos más bien, algunos por qués de nuestra actitud actual, y por lo tanto, de nuestra falta de memoria histórica.  Nos es inevitable hablar para este fin, de la gran influencia de la Posmodernidad que absorbemos por los poros en nuestras vidas, por lo cual explicaremos a breves rasgos este término:

La posmodernidad es un conjunto de nuevos fenómenos sociales, culturales, políticos, religiosos, artísticos y filosóficos, que nacen como un rechazo a los valores tradicionales en todos estos ámbitos y en otros más, privilegiando lo momentáneo por sobre lo eterno, lo diverso, subjetivo y plural por sobre lo reglamentado, objetivo y tradicional.   Entonces es momento de: cuestionarnos en primer lugar si lo moral o tradicional es siempre lo más correcto y humano, y de descubrir entonces que no siempre es así, y que muchas veces es lo ético, es decir, la puesta en práctica de ciertos valores que hoy en día sí responden a las nuevas y diversas realidades que vive la humanidad, el camino para construir una cultura de paz y una humana sociedad.

No estamos diciendo que debemos dejarnos llevar por la avalancha posmoderna y acoplarnos en todo, a lo que ella trae consigo.  Estamos diciendo más bien, que debemos dejarnos cuestionar por ella, que mucho de bueno puede traernos, como el gran valor que le asigna al individuo, a la vida y a la diversidad, pero también debemos ser capaces de cuestionarla en la práctica y de ser críticos con ella.  

Démonos cuenta por ejemplo, que el patriotismo, lo castrense, lo sagrado de los límites territoriales no son valores de la actualidad, y como dijimos antes, son más bien rechazados por las culturas actuales, y más por las juveniles.  Claro que esto tiene su gran valor también, puesto que lo patriótico y castrense ha estado asociado siempre con la delimitación y expansión de territorios, con las luchas sangrientas e injustas, donde el más fuerte ha pasado siempre por sobre el más débil, e incluso la historia hegemónica, registra únicamente las proezas desde el punto de vista de los vencedores, haciéndolos a éstos héroes, y a los otros, a los vencidos, a los que injustamente han sido tratados, marginados, raros y bárbaros. Incluso en los relatos se les ha relegado a un par de nombres sin valor alguno, que nadie los recuerda.  Lo que queremos decir es que en nuestro inconsciente colectivo, con influencias  posmodernas, le somos indiferentes o en otros casos contrarios explícitamente al patriotismo tradicional y a todos sus símbolos, por que nos religan con tales atrocidades, pero además porque a lo político le hemos asociado la politiquería, el robo, y la imposición.  De ahí que para nosotros y para muchas culturas urbanas y juveniles de la actualidad, tenga tanta primacía por sobre lo patriótico y partidista, lo ecológico y lo artístico, dos nuevos valores de la sensibilidad posmoderna,  y que prefiramos ser ciudadanos del mundo, sin límites geográficos, a ser los clásicos miembros del tradicional barrio de la ciudad.

Ahora bien, y como decíamos antes, también debemos mostrarnos críticos ante la posmodernidad, tomar en cuenta por ejemplo, que nuestro pueblo, como muchos otros, por influencias de ésta, ha perdido la memoria de los hechos del pasado, y que por lo tanto, corremos el riesgo de olvidarnos que ciertos caminos ya los transitamos antes.  Caminos en los que ya nos robaron, en donde ya está todo planificado para que los mismos de siempre vuelvan a ser vencedores y nosotros los vencidos.  Es allí cuando debemos ser  críticos en la práctica decíamos, es decir, recurrir a las fuentes de información abundantes de hoy, y sobre todo a nuestros ancianos y sabios de nuestras familias, y escucharlos, valorar su conocimiento, su cosmovisión, y su manera cíclica de pensar, pues la concepción del tiempo lineal europea solo es una estrategia para provocarnos amnesia, y evitar así el recuerdo de lo que ya nos hicieron. Recordemos entonces que SOLO UN PUEBLO QUE CONOCE SU PASADO, PUEDE CONSTRUIR SU HISTORIA LIBRE EN EL PRESENTE, y así sabremos romper las cadenas, pues sentimos correr por las venas del Gran Sucre su sangre y valor.