domingo, 11 de diciembre de 2011

Educación Intercultural Bilingüe


PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

                Hablar acerca de Educación Intercultural Bilingüe en nuestro país es un tema muy controversial, justamente por la gran diversidad de culturas que co-existen e inter-relaciona.  En primer lugar debemos decir que la Interculturalidad no hace referencia exclusiva a los pueblos indígenas, ni es asunto solamente de ellos, en otras palabras.  En segundo lugar presentaremos otros -y nuevos- retos para la educación intercultural desde el reconocimiento a otras culturas que interactúan con las más reconocidas de nuestro país. Una tercera idea para este ensayo es problematizar la existencia de dos sistemas educativos paralelos.  Finalmente diremos que este debate es de suma importancia social, pues no solamente que nos incumbe conocer a todos, sino que es necesario también el aporte diverso y plural de cada ciudadana/o, como agente de cambio y construcción de un país y un mundo más libre, cuyas fronteras sean las de los sueños solidarios por realizarse.
                Una corriente bastante light nos ha presentado la imagen indígena como el símbolo de la Interculturalidad en nuestro país.   De alguna forma, esta asociación semiótica no pasa de ser mero folclorismo de poca reflexión teórica y social.   Consideramos que la Interculturalidad y mucho más la Educación Intercultural requieren de reflexiones mucho más amplias, de análisis más críticos, que la simple inclusión de presencias folclóricas en las empresas y unidades educativas públicas.   Ciertamente este ya es un paso hacia adelante, con el cual no podemos contentarnos de ninguna manera.  Porque tal parece que, desde este paradigma, los únicos que deben conocer a cerca de la diversidad, de los otros, de los diferentes a ellos, son las minorías sociales y culturales, como los indígenas.  El conocimiento y debate de discursos de reconocimiento de la diversidad, tolerancia, pluralidad y alteridad, son imperativos de todo ciudadano, no solamente de los pueblos de las minorías culturales, pues todos estamos en constante interacción e intercambio de valores, tradiciones, prácticas culturales, entre otras.   Por lo tanto, todos estamos llamados a la alteridad, es decir a reconocer al otro, como otro yo, con todo el respeto y la acogida dentro de su diversidad. 
Creemos indispensable el reconocimiento de otras presencias culturales como: las afro-ecuatorianas, montubias, mestizas, blancas, y sobre todo hoy, de las culturas urbanas, con sus respectivas y constantes hibridaciones y manifestaciones, incluso virtuales; más allá de nuestras fronteras físicas.  En el aspecto educativo este imperativo es aún más urgente, pues, más allá de los discursos políticos de unos cuantos líderes indígenas, que se glorían de la actual garantía a la enseñanza del Quichua, -etnocentrismo- se sigue enseñando con las mismas categorías y paradigmas hegemónicas, occidentales, de una realidad cronológica que ya no está, ni estará nunca más.  De ahí, los cada vez más constantes enfrentamientos “irreconciliables” en las escuelas, entre maestros y estudiantes, por las posturas cerradas al diálogo y al reconocimiento del valor de las expresiones de diversidad en la alteridad, especialmente por parte de los maestros y maestras, formadas, tal vez para una realidad anterior.  Observamos a diario, además, que el debate y el reconocimiento axiológico, pragmático, e inter-relacional, de la gran diversidad de culturas, debe ir más allá de las fronteras de la escuela,  pues sabemos cada vez más, que ésta no es ni el único, ni el más influyente agente educativo y socializador.  Una ligera pista podríamos encontrar también en las realidades virtuales, mediante las cuales miles de millones de personas interactúan a lo largo de todo el globo terrestre.
Todas estas realidades se encuentran en autopoyesis, es decir en una génesis constante de nuevas culturas, denominadas híbridas, que imposibilitarían la creación de un sistema educativo para cada una de ellas y sus constantes autogeneraciones.  De ahí que creemos que la solución en la teoría y en la praxis sería la presencia de un solo sistema de Educación Intercultural  -¿Por qué solamente bilingüe?-  Donde se posibilite la reflexión y el debate en el que se expresen manifestaciones identitarias plurales, con realidades sociales y por lo tanto educativas diversas, pero específicas y más reales al albergar cada vez más nuestras diferencias.  Ciertamente, consideramos indispensable el conocimiento del otro, y en nuestro caso de los otros, para su correspondiente reconocimiento, valoración e interacción respetuosa y horizontal.  Pero el conocimiento y su correspondiente reconocimiento, nos compete también a todos, no solo a los más pequeños, porque en última instancia, los miembros de la cultura hegemónica y los maestros somos a quienes más falta nos hace mirar valor en los otros.

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