domingo, 11 de diciembre de 2011

ÉTICA LAICA


En este sencillo ensayo trataremos de realizar una breve crítica al documento Ética Laica –Columnistas-,puesexplicitaremoslos puntos de acuerdo y desacuerdo con el autor, lo cual, a fin de términos colabora con el debate, imprescindible en la actualidad.Es oportuno reconocer algunos juicios formados, probablemente con pocos fundamentos, sobre el autor, como por ejemplo: “Él no domina el tema.”  Debido a que, creemos que utiliza en ocasiones términos como sinónimos, que con un poco más de cuidado y profundidad, caeremos en la cuenta que no lo son, y mucho menos en este debate.  Además, porque creemos que presenta en el texto una amplia gama de realidades, que al fin y al cabo, no fue capaz de enlazar oportunamente.  Además vale mencionar que nuestra reflexión podría ser considerada relativista y por lo tanto contraria a la postura del autor, pero creemos que la pluralidad de expresiones que buscan solidez, confluyen para construir debates con sentido generador.

                Ya en el primer párrafo hace una distinción a cerca de la ética laica y la ética religiosa, expresando que la primera viene del interior y la segunda del exterior de la persona, sin argumento convincente o profundización. Aunque digamos que “la ética humana se basa en la racionalidad humana, y que abre la puerta hacia una racionalidad ética compartida”, sin embargo, no sería real decir que por esta razón viene del interior.  La razón percibe del exterior las realidades que va a razonarlas mediante los sentidos, de los cuales dudamos gracias a Descartes, pero incluso razonamos de acuerdo a cómo hemos aprendido del exterior, es decir; de los paradigmas y prejuicios sociales.  ¿Hasta qué  punto entonces la ética laica viene del interior, porque se fundamenta en la razón?  Ahora, si vamos al aspecto teológico, necesario para fundamentar una ética religiosa, nos apoyaremos en el panteísmo (no solamente cristiano), según el cual Dios no es una realdad abstracta diferente de los seres humanos, sino que somos con Él, y Él es con nosotros; evitamos de esta manera el dualismo.  Por tanto, ¿Cómo decir que Dios es una realidad o un sujeto que viene de fuera de la persona, si es también desde el interior también con ella?
               
                En distintos lugares del texto, nos hemos percatado todos que utiliza los términos moral y ética, casi como sinónimos, sin discriminación, ni explicación alguna.  Por eso queremos aportar al debate sus diferencias, sin poder adjuntarlas a partes específicas del texto, por el tiempo y el espacio que nos limitan para este trabajo.    Pues aunque ambas palabras vienen de raíces con significados similares como; moral del latín moralis, y ética del griego ethos, que significan en nuestro idioma: hogar, casa o morada de los seres humanos.  Pero sus significados en el contexto del debate deben se diferenciados.  Pues la moral corresponde al conjunto de prácticas, valores y actitudes basadas en la tradición dentro de un contexto; mientras que lo ético se refiere a las prácticas, valores y actitudes que responden a por qués validados por los consensos dentro de contextos específicos.  De ahí que no es siempre moral una expresión ética y viceversa.  Lo cual traería incontables contradicciones al adjuntar esta información al artículo, con pocos fundamentos teóricos en torno a este sector de la reflexión filosófica y ética.

                Coincidimos, y con urgencia, en la creación de un proyecto en el que tengamos que ver después los cimientos que la harán falta.  Proyecto que garantice una forma de vida que todo el mundo pueda admitir como deseable y que todo el mundo echase de menos si se la quitasen.  Pero decir que es solo accidental, la real posibilidad de que cada ser humano o al menos cada cultura proyectaría un mundo deseable distinto, no tiene sentido alguno.  Primero, porque ni en la praxis soluciona nada, y además porque en la concepción epistemológica retrocede milenios de razonamiento filosófico, al hablar de esencia y accidente.   Sabemos que esta dualidad no es real, debido a que es impensable que las formas traduzcan un fondo diferente a su correspondiente.  Es decir, lo accidental y lo  esencial están siempre juntos.  Por su puesto que lo accidental es lo visible, pero diremos ejemplificando que; un error observado en lo accidental, expresa siempre un error en lo esencial o de fondo, aunque este último no sea percibido.  Diremos lo mismo en los aciertos observados en lo accidental, simplemente porque son una misma realidad.
               
Estamos completamente de acuerdo con el autor cunado menciona que una ética laica que  es vivida  con apertura, sin calenturas sectarias se acerca al derecho de gentes, similar a la ley natural, que es el fundamento de la Declaración Universal de Derechos Humanos.  Es importante decir hoy que, aunque comulguemos o no las concepciones de la ley natural, los derechos antes mencionados son irrenunciables y en absoluto relativos en el contexto humano, ya que sostienen nuestro patrimonio de seres humanos, la vida y la dignidad.  Creemos que los Derechos Humanos, tienen primacía sobre opiniones subjetivistas y relativistas porque significan hoy acuerdos y consensos entre los que habitamos nuestra casa común, el planeta Tierra, de ahí su valor.  Su reconocimiento absoluto, es NO NEGOCIABLE, pues es nuestra única garantía para la vivencia mundial de una Ética Mínima, en la que se dé importancia al respeto a los pensamientos, opiniones y manifestaciones diversas y plurales, consideradas probablemente por el autor como relativista o subjetivistas.

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