jueves, 9 de enero de 2014

BOLÍVAR ECHEVERRÍA: UN ENCUENTRO ENTRE LA CRÍTICA Y LA RADICALIDAD

Hablar de Bolívar Echeverría no solo es una gran responsabilidad por la complejidad académica que implica abordar a este autor, además lo es por la radicalidad de su vida.   Por la extensión del presente artículo, no buscamos hacer una síntesis ni de su vida ni de su obra, más bien pretendemos resaltar la dimensión crítica que atraviesa a estas dos realidades que van de la mano. 

            El primer punto que quisiéramos resaltar es la coherencia que existe entre su labor académico - crítica y la radicalidad de su vida.  Como decíamos anteriormente estas dos realidades van de la mano, pues Bolívar nos ha dejado un extenso y riquísimo legado intelectual, pero ante todo una lección ejemplar de honestidad: crítico, independiente de todos los poderes, nunca sometido a nadie, su ejemplo brilla en el cielo de una nueva América. (Tinajero, 2011, p. 22) 

Durante su estancia en Berlín -1961/1968- publicó algunos artículos en la revista Latinoamérica donde abordó al marxismo desde un espíritu crítico, desde su experiencia de algunas realidades espantosas en la zona oriental de la ciudad y en otros lugares de la república democrática alemana.   Pero no solo eso, además fue parte de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos en Alemania, cuya presidencia ejerció alguna vez, además se vinculó a los estudiantes de la Steinplatz, grupo en el cual se encontraban también los futuros dirigentes del movimiento estudiantil que cinco años después habría de protagonizar las grandes jornadas que fueron la contrapartida del Mayo francés del 68. (Tinajero, 2011, p. 13) Posteriormente, el hecho de hacer de la UNAM su trinchera, le permitió, además de acceder a los recursos que un científico e investigador como él requería, mantener la independencia política necesaria para abordar la realidad críticamente.
             
            En torno a su labor académica podemos encontrar infinidad de aportes radicales de los cuales resaltaremos los que más nos han llamado la atención.  En primer lugar la radicalidad en su labor docente, pues mediante ésta formó con consciencia crítica a incontables generaciones de toda América Latina.  En segundo lugar, su producción conceptual, la misma que se podía denominar como una teoría de la revolución, que es al mismo tiempo una revolución en la teoría. (Tinajero, 2011, p. 14) 

Conceptos como modernidad, ethos barroco, valor de uso, cultura política, entre otros, dejan ver la pasión con la que Bolívar abordó críticamente la realidad y la teoría, pero también nos permiten ver la dimensión utópica que nos deja su conceptualización esperanzadora y desde ahí revolucionaria, pues siempre concluyó que el presente es únicamente una configuración particular de una multiplicidad de posibilidades actuales, y que por lo tanto está en juego la posibilidad potencial de una modernidad alternativa, postcapitalista, es decir, de nuevas realidades utópicas. (Iclán 2012, p. 24)


            Siendo así no podemos hablar de Bolívar como de un filósofo o de un epistemólogo en abstracto, pues de esa manera pierde su radicalidad.  Estamos llamados más bien a analizar con la radicalidad de las categorías de su pensar, las realidades que configuran nuestro presente que siempre puede ser distinto y por supuesto radical, y de esta manera a recordarlo en la coherencia de su actuar y su pensar revolucionario.

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