lunes, 12 de septiembre de 2011

Movimientos sociales???


FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

En el presente ensayo presentaremos por un lado una breve síntesis de los contenidos leídos, en la cual hemos colocado como eje las condiciones teóricas necesarias para configurar un movimiento social.  Por otro lado trataremos de asentar sobre esta base teórica el análisis de las juventudes en Ecuador, las cuales, según nuestra opinión en muchos casos sí se constituyen movimientos sociales.  Concluiremos mencionando que como movimientos sociales muchos grupos juveniles o juventudes sí se manifiestan políticamente, pero de maneras distintas, debido a la desmovilización política de la actualidad por la caída del estado como meta-institución.

Iniciamos definiendo analíticamente al movimiento social como forma de acción colectiva que abarca las siguientes dimensiones: solidaridad, presencia del conflicto, ruptura de los límites del sistema en que ocurre la acción.  Por lo tanto estamos hablando: en primer lugar de la necesidad de que los miembros del grupo se sientan identificados entre ellos; capacidad de los actores de reconocerse a sí mismos y de ser reconocidos como miembros del mismo sistema de relaciones sociales.  En segundo lugar cuando hablamos de presencia de conflicto nos referimos a la situación en la cual dos adversarios se encuentran en oposición sobre un objeto común, en un campo disputado por ambos.  En el conflicto los adversarios luchan por algo que ellos reconocen que está en medio de ellos, razón por la cual se denominan adversarios.  La tercera dimensión es la ruptura de los límites de compatibilidad de un sistema al que los actores involucrados se refieren. Romper los límites significa la acción que sobrepasa el rango de variación que un sistema puede tolerar, sin cambiar su estructura. 

Creemos importante describir que este accionar en realidad no aparece como constante, ni sistemático, aunque sí sistémico.  Es decir, políticamente creemos que los factores no son favorables a las juventudes el día de hoy para impactar en la realidad.  Es importante decir que no tiene sentido comparar a las juventudes de hoy con las de generaciones pasadas, pues los factores del contexto son completamente diversos.  Sí tiene sentido decir que nuestra sociedad actual en su totalidad es diferente, pues “en los años sesenta era tan improbable tener afinidades alejadas de la política como hoy su contrario, y esto no tiene que ver sólo con los jóvenes.”  El mismo sistema podríamos decir que se defiende de los discursos y las prácticas de resistencia por medio de la fragmentación y diversidad, la inmediatez y la especificidad, entre otras.

                Analizamos a nuestras juventudes exige tener sumo cuidado para no esencializar, ni generalizar, porque la heterogeneidad es tan grande que al meternos en este terreno sentimos que nuestros pies están pisando líquido.  Con pretensiones humildes entonces describimos a nuestras juventudes como movimientos sociales pues en casi todas (“pandillas”, “naciones”, “grupos de amigos”, “tribus urbanas”, “culturas juveniles”) encontramos marcada predisposición para la solidaridad interna; así como un objeto y lugar de conflicto (“uso libre del cuerpo”, “desmovilización política”, etc); y finalmente ruptura de los límites de compatibilidad con el sistema, expresado a través de los supuestos comportamientos desviados, que al ser etiquetados así se trata de tapar el sol con un dedo, queriendo ocultar el verdadero problema (“peinados punks-emo”, “tatuajes”, “sonido extremoduro”, “velocidades máximas”).

                Concluiremos este ensayo diciendo que el término “movimientos” en sí mismo muestra un vacío de significado que remite a su temprana desaparición. Su origen está relacionado con la tradición mecanicista del moderno pensamiento occidental, y fue exitosamente incorporado en el siglo XIX a las filosofías historicistas del progreso y la revolución. Hoy día está en decadencia junto con el paradigma al que pertenecía. No obstante, todavía continuamos usando el término “movimiento” en un sentido descriptivo, para referirnos a un fenómeno empírico observado.  Pero el asunto a nuestro sería semantizar en la actualidad el término, mediante acciones que den significado a grupos específicos, aunque más pequeños de la sociedad. Estamos diciendo, que frente a la globalización, mediante la cual sentimos desarraigarnos, con lo que anteriormente “nos identificaba”, la respuesta no es luchar, y enfrentarse contra esta gigante máquina social.  Lo importante es volver al encuentro, a lo comunitario, aunque sea en ámbitos más pequeños, pero más personalizantes también.  Tampoco vemos una salida en los discursos patrióticos ni en las formas de los partidos tradicionales, sino en la lucha política en organizaciones “inorgánicas”, que aún con menos poder, son más reales y más cercanas a los jóvenes.

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