lunes, 21 de noviembre de 2011

Relaciones en mutación


FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

Hablar de las relaciones sociales y del yo por separado, en el día de hoy es realmente imposible.  Aunque también tengo la ligera impresión que nunca fue posible por completo.  Ahora bien, un aspecto central en la actualidad; bien sea denominada posmodernidad o hipermodernidad –ya diferenciaremos los términos- es la inter relación de todas las dimensiones, y nodos en redes multidimensionales.  Queremos decir que es poco probable hablar de un aspecto, sin encontrar directa relación de éste con los demás.  Por ejemplo al hablar del Capital solo desde el aspecto económico nos hace falta reconocer su importantísima dimensión social e incluso cultural.  Además, al analizar este aspecto con cierta seriedad conceptual es también necesario comprender una realidad más amplia que éste, es decir la hipermodernidad en la que interactúa, la cual tiene tres características específicas como son: el mercado, la eficiencia técnica y la valoración del individuo.

Sería iluso satanizar el actual valor de la subjetividad y del individualismo, y proponernos luchar contra él.  De todas maneras, evitando este escollo por ahora, en este momento trataremos de describir sin pretensiones magistrales, al individuo en relación con la sociedad hipermoderna imbuida por la tecnología y los medios de comunicación.  En primer lugar diremos que el interaccionar en la sociedad influye incluso en la concepción que el mismo individuo tiene de sí mismo, y por lo tanto en lo que éste está siendo -pues el proceso de saturación social está produciendo un cambio  profundo en nuestro modo de comprender el yo-.  El lenguaje no solo describe la multiplicidad de realidades, sino que en la actualidad, a través de los medios masivos y la tecnología, incluso define y talla la realidad.  La sociedad y la cultura influyen además en la concepción y construcción de emociones y sentimientos aceptados o no en los grupos sociales.  Consideramos importante decir que mucho de lo que creíamos intrínseco a las inter-relaciones humanas realmente no lo es, y que por lo tanto al no estar presente en las nuevas, no significan ausencia de significatividad necesariamente, sino que nos podría mostrar la posibilidad de construir nuevos caminos ciertamente necesarios en un mundo que requiere ser más humano.

Al darnos cuenta que ciertamente estamos mucho más interrelacionados que nunca, es obvio decir que éstas       -las inter-relaciones- han cambiado completamente.  Si antes nuestro accionar tenía incidencia únicamente ante las personas que físicamente podían vernos, ahora nos damos cuenta que estamos también presentes en realidades virtuales, sin sernos ya suficiente, ni los ágiles y eficaces medios de transporte de hoy.  Además nos es mucho más difícil con todas las exigencias del mercado y el capital estar presentes físicamente en un solo sitio, lo cual nos exige por un lado viajar constantemente de un sitio a otro, y por otro lado ausentarnos en la familia que era antes el núcleo central de la sociedad.  Las consecuencias antes mencionadas traen consigo riesgos inminentes, en el primer caso por ejemplo, viajar podría crear relaciones poco estables en las que se vale todo, incluso los cambios constantes de los amantes amigables, que se encuentran de manera fortuita.  En el otro caso, las relaciones de microonda, que significan de muy poca duración pero de intensidades mayores, lo cual no garantiza consecuencias realmente calurosas y significativas en las relaciones afectivas mínimas, así como el microondas no puede garantizar verdadera cocción de los alimentos.

Creo que podríamos sacar como conclusiones que la hiper-avalancha no va a frenar aunque deseemos ignorarla.  De ahí que estamos llamados a aprovechar las ventajas que ciertamente, ésta tiene.  Por ejemplo permitir relaciones más reales entre niños y adultos, pues los primeros ya no idealizan a los últimos, gracias a que en la televisión han evidenciados las realidades críticas que también viven.  Además ante tantas condiciones adversas está abierta la puesta para hacer realidad la tan clamada cohesión social, el desarrollo de negociaciones efectivas y el ejercicio de un pragmatismo renovador humanista y plural.  Finalmente podríamos decir que, si bien es cierto, ya no está presente el sacrificio, ni religioso, ni secular  del deber en las motivaciones para las decisiones, lo cual genera individualismo, pero entonces estamos llamados a buscar vivir uno responsable, en el que vivamos la ética, que tanto está hoy de moda, aunque suene a contradicción, desde una nueva manera de remitirse a los valores –los mismos desde hace siglos-; es decir buscando efectivizar una nueva regulación social de la moral.

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