miércoles, 9 de marzo de 2011

Familia y Escuela



ENSAYO
Christian Palacios, fsc
                Muchas veces hemos considerado a la educación en su sentido más restringido; transmición de conocmimientos y habilidades necesarias para participar en la vida social, laboral y política.[1]  Pero realmente educar va mucho más allá.  Es un proceso constante de inter-retro-relaciones, que dura toda la vida del ser humano, que puede explicarse en los siguientes dos niveles: socialización y educación reflexiva.  El primero hace referencia al conjunto de comportamientos, normas y costumbres, complementarias y agregadas a las inscritas genéticamente en cada persona, que le permiten identificarse y formar parte de un grupo social.  [2]El segundo implica una apropiación consciente de esas pautas de comportamiento.  Lo cual implica trazarse un proyecto específico e irrepetible, con la posibilidad en nuestro caso de introducir modificaciones en el medio.  La necesidad de un de un proceso educativo de reflexión más estructurado es una realidad bastante reciente.  Depende de la complejidad del contexto.  De ahí que no se puede hablar de modelos predeterminados y absolutos de educación.  En los dos niveles mencionados van unidos inseparablemente, los conceptos y los procesos, al hablar de   educación.

                De alguna forma podríamos decir que todos somos agentes del proceso educativo.  Pero a la vez manifestamos que “Nadie educa a nadie, los seres humanos se educan en comunidad”.[3]  Con esto queremos decir que es muy amplio el tema al hablar de los educadores.  Pues no podemos utilizar ya este término al referirnos únicamente a los maestros.  Hoy sabemos que la sociedad en general influye en la educación de cada sujeto, así como cada sujeto afecta a la sociedad.  Esta inter-retro-relación se denomina proceso educativo.  Ahora bien, queremos mencionar que los niños y los jóvenes son educadores desde dos dimensiones.  Una de ellas se refiere a la relación vertical en la que ellos educan a sus mayores de muchas formas, es decir en conceptos, procesos e incluso en afectos.  No queremos decir con esto que se encuentren en equidad de responsabilidades, sino que este fenómeno está presente y sí se da en la realidad social e histórica de la educación.  Otra dimensión que abordaremos en este ensayo es la que se vive a diario en los sistemas educativos formales y obligatorios, e incluso en la gran multiplicidad de ambientes sociales.  Nos serviremos de un importante manifiesto de la psicología social para explicar dicha dimensión: “los niños no aspiran  a parecerse a sus mayores, sino a sus iguales”.[4]  Pues lo que acurre al acudir a la escuela es que empiezan a fijarse en lo que hacen otros niños y adaptan su conducta a las normas predominante en su grupo.[5]

                A lo largo de la historia ha sido la familia el principal agente socializador del ser humano dentro del proceso educativo.  Ha sido ésta la encargada de manifestar de una u otra forma las conductas, y valores importantes para su grupo social.  Ahora, en nuestro momento histórico, ya no es realidad esta experiencia.  La sociedad con toda su complejidad impele cada día a gastar mucho tiempo en la producción económica y en los hobbies que asentúan nuestra individualidad.  Otro punto bastante importante gira en torno a la equidad de género que cada día se valora más en nuestra sociedad.  La mujer ahora, al igual que el varón, busca su realización en sus actividades profesionales, sociales y personales.  Esta realidad es muy valiosa, pero a la vez genera una crisis dentro de la Institución familiar.  No estamos poniendo en duda si la familia hoy tiene sentido; pues en esta sociedad de consumo y de individualidad, se presenta como un símbolo y ambiente de solidaridad y acogida; estamos diciendo que la estructura actual  está en caos, lo cual produce cierto desorden genrador de cosmos.  Vemos como una salida el diálogo, y los concensos.  No se puede retroceder a patriarcados, ni absolutismos, pero sí se debe llegar intersubjetivamente a acuerdos en los que cada uno de los miembros de la familia, y los agentes educativos, vivan experiencias afectivas, esprituales que generen estabilidad y paz, más allá de los fríos principios pragmáticos.

                Con todo lo que hemos dicho hasta ahora sobra decir que existe y debería existir mucha relación entre familia y escuela en  el proceso educativo.  Ambos cumplen funciones importantes, pues son agentes educativos.  Claro está que en muchas de ellas su labor es conjunta, y acordada, por los cual es necesario un cierto número de encuentros entre padres y profesores; así como entre padres y padres, donde puedan compartir experiencias, dudas, exigencias y sugerencias.  Otro aspecto importante es que cada uno de ellos, padres y maestros también relizan funciones distintas en las cuales se autoevalúan y exigen.  Es función de los padres la crianza de los hijos, para lo cual es necesario el suficiente tiempo y amor.  Así como es función de los maestros y la escuela el proceso de socialización, de inclusión en las normas y los conceptos necesarios para el trabajo y la vida diaria.

                Concluiremos recordando que la educación es un sistema mucho más antiguo que su concepción epistemológica, lo cual no niega que en la realidad actual su complejización y competitividad sea más grande cada día.  Además vale destacar que los agentes educativos formales no son siempre los más influeyentes en el proceso, y que a la vez es importante escuchar y tomar en cuenta las posturas de los niños y jóvenes para elaborar planes y estructuras que rijan su educación.  Pues son sujetos de la educación, no simples objetos hacia los cuales se puede dirigir cualquier intencionalidad desde los de arriba.  También resaltamos que es smomento de dialogar y tratar de buscar soluciones y consensos específicos y contextualizados a las funciones familiares.  No podemos volver al mismo modelo antiguo, pero sí debemos construir un nuevo que pueda dar cabida a la equidad, pero también a la responsabilidad ineludible de la familia.  Finalmente podría quedarnos dando vueltas en la cabeza y en las interrogantes de la sociedad, el hecho de procurar social y legislativamente oportunidades para que los padres, especialmente en los primeros años de vida, puedan cumplir su rol educativo, y sobre todo espiritual-afectivo.  Si no tomamos medidas concretas, y en la realidad sseguiremos preguntándonos qué hacer mientras nos caemos en pedazos, pues no estamos dándole la importancia que se merece a la base de la sociedad e incluso de la economía; la familia, con un model u otro.

                 


[1] García Moriyón, Felix, Familia y escuela, ICCE, Madrid, 2004, pág 43.
[2] Ibid,pág. 7.
[3] Cfr., Blanco Mayor, Carmelo, Filosofía y Educación, ESTUDIOS, 1992, pág 40.
[4][4] Op. Cit., García Moriyón, Félix, pág. 14.
[5] Ibid., pág 15.

1 comentario:

  1. A mi parecer la educación, es un sistema que lo vamos adquiriendo en el mismo momento que aprendemos a caminar .Existen muchos métodos de educación donde también influye el ambiente en el que vivimos y convivimos, así se determinan las relaciones y la personalidad de la persona. Es muy importante mantener una educación adecuada desde pequeños ,ya que, determina nuestro comportamiento en el futuro.
    Me gusto mucho su ensayo
    Att:danii.V

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